Antes de meterse en el asunto, deja clara una cosa. “Yo no creo que vacunar a los niños constituya ningún peligro, las vacunas son seguras”. El director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, el virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu, sabe que su opinión va a contracorriente pero no es partidario de que se vacune de Covid a todos los niños menores de nueve años sanos. La razón, “la impronta inmune”.
“La impronta inmune o vacunal es una modificación de la respuesta inmune futura frente a un virus con variación antigénica, de manera queal poner en el futuro una vacuna actualizada frente a un virus que ha cambiado, esa respuesta será mayor frente al virus con el que primero se tuvo contacto y menor al que ha cambiado”, explica el virólogo.
En otras palabras, cree que si se administra ahora a los niños las vacunas actuales, que están elaboradas en base al virus original de Wuhan, eso puede condicionar su respuesta frente a otras variantes del virus que puedan llegar en un futuro. “Los niños hacen una respuesta inmune importante al primer virus que les expones, pero si éste cambia y se hace más patógeno y es más necesario vacunarles, esa respuesta puede no ser tan fuerte. Y las balas de plata hay que guardarlas para cuando viene el vampiro”, subraya el virólogo.
Para que se entienda su razonamiento, Ortiz de Lejarazu hace referencia a la gripe A, la pandemia de 2009 para la que España se preparó con vacunas aunque después no se usaron porque la enfermedad fue más leve de lo esperado, especialmente en los mayores: “La gravedad fue mayor en los jóvenes porque quienes habían nacido antes de 1957 tenían cierta protección porque habían estado en contacto con virus de gripe similares, por nuestra impronta inmune”. Estos datos se ven por ejemplo en un estudio de la Universidad de California que corroboró que, al contrario que en la tónica habitual de la enfermedad, la tasa de mortalidad fue mayor en menores de 65 años. La explicación se daba por esa impronta vacunal.
Por último el virólogo aclara que está “a favor de vacunar a todos los niños que tengan algún riesgo por Covid, a ellos y a sus hermanos o familiares, que es lo que se denomina vacunación en nido, pero no a todos por sistema porque el beneficio de estos niños va a ser muy pequeño y hasta ahora las vacunas disponibles no protegen de la infección ni tampoco hay evidencias de que lo hagan frenta al Covid persistente”.
El virólogo afirma, además, que “los criterios de vacunación a veces son políticos y que se hace caso a la OMS [Organización Mundial de la Salud] solo cuando interesa. Por ejemplo, recomienda desde hace años la vacunación de gripe a los niños menores de cinco años y aquí en España, no. Igual que otras enfermedades con una letalidad más alta, como la meningitis, que no se incluyen en el calendario vacunal de todas las comunidades autónomas. Debe haber un criterio común para todas, pensemos a medio y largo plazo”, concluye.
Gripalizar el Covid
Quien se ha pasado décadas vigilando la gripe, cree que “es muy prematuro hablar de gripalizar el Covid”. El experto sí cree que será lo ideal a la larga, pero no hasta que “Europa registre cinco o seis meses con cifras de circulación basales”. Habla de Europa porque “España no puede hacer esta guerra por su cuenta. Tampoco se ha hecho así con la gripe. Tienen que acordarse indicadores, umbrales, granularidad, parámetros que sean iguales. La misma definición también. Si cada uno hace una cosa se compararían peras con manzanas y no sería una vigilancia efectiva”.
Por ello, además de “tener que bajar el suflé de casos de Covid en toda Europa”, Ortiz de Lejarazu incide en que debe cambiar la situación de Atención Primaria o los hospitales. “Las redes centinela están compuestas fundamentalmente por médicos de atención primaria. Con la situación actual es imposible que estos hagan vigilancia, que ha de ser proporcional, en cuanto a médicos y población vigilada. Hay que dotar de personal y recursos”.
Adicionalmente, el virólogo cree que al principio “sería necesario mantener ambos sistemas, antes de comprobar que funciona el nuevo de estimación”.
"La gripe ahora no se está vigilando bien"
En 2020, tras recomendaciones de la OMS y del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) se modificó el sistema de vigilancia de la gripe para gestionarlo de forma integral junto a otras infecciones respiratorias aguda, el virus respiratorio sincitial (VRS) y el propio SARS-CoV2. Un sistema que a juicio de Ortiz de Lejarazu no ha ofrecido resultados efectivos o tan completos como los que había antes. “Se vigilan de forma conjunta todas las IRAs (infecciones respiratorias agudas) y el Covid lo acapara todo. Ahora mismo la gripe no se está vigilando bien, de hecho hay algunas comunidades autónomas como Castilla y León que no aparecen en los datos del registro de España”, explica en referencia a SIVIRA. En el último informe semanal, se reconoce que las muestras no centinela de la gripe llegan solo de 11 comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Galicia, Madrid, Murcia, País Vasco y La Rioja).
“De lo que sabemos, que es limitado, vemos que la gripe circula aunque de forma escasa. Creo que puede haber un fenómeno de interferencia viral con el Covid, aunque eso tendrán que demostrarlo estudios posteriores”, explica Ortiz de Lejarazu, que afirma además que “los datos que llegan tanto de España como de fuera indican que está circulando sobre todo una vaariante del subtipo A/H3, que no coincide con el de la vacuna, por lo que se espera que este año la eficacia de la vacuna pueda no ser tan buena”.
El virólogo no descarta que la gripe pueda subir una vez se produzca una bajada de Covid. “El pico de gripe lleva años desplazándose y se sitúa en febrero, podría llegar más tarde cuando baje el Covid y se diagnostique más, ahora mismo las personas que tienen síntomas se hacen una prueba de Covid en farmacia y si es negativa, dejan de preocuparse”.
A pesar de que la gripe “podría diagnosticarse con test en casa igual que se hace con el Covid”, Ortiz de Lejarazu cree que eso no sucedería “porque la gripe está muy socializada”. “Hay muchas diferencias con el Covid todavía, la gripe no produce 100 muertos diarios, eso no se puede socializar”, concluye.
"Ping pong biológico"
Antes de esa socialización, Ortiz de Lejarazu ve necesario que baje mucho la circulación del virus, requisito para reducir su capacidad de mutación y paso entre especies. “Se ha demostrado que Ómicron puede infectar con más facilidad que las variantes anteriores a roedores y esto es muy importante. Ocurrió con los visones, que se infectaron de humanos y volvieron a infectarlos con un virus que se había modificado para adaptarse a ellos, ese fenómeno de ida y vuelta desde una especie a la misma previa modificación intermedia en otro animal se denomina ping pong biológico. Cuando eso ocurrió con visones en granjas de Dinamarca, Holanda y España se pudo sacrificar a los animales, ya que están en un espacio controlado, pero imaginemos que ocurre en ratones o roedores peridomésticos, en comunidades con menos higiene donde circulan habitualmente”.
Por ello llama la atención a la necesidad de la vigilancia. “A quienes dicen que el virus salió de un laboratorio, deben conocer que hay cientos de coronavirus en cientos de especies. Los ratones tienen los suyos, y dado que la seña de identidad de los coronavirus es la recombinación. Eso puede ocurrir en cualquier momento”, advierte.
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