Después de dos años contando fallecidos por Covid, encontrarle sentido a las cifras puede ser complicado. El registro del Ministerio de Sanidad acaba de superar la cifra de 100.000 fallecidos y eso significa que España ha perdido desde el inicio de la pandemia tantas personas como tiene Lugo, Gerona, Torrevieja o Barakaldo. Algo más de la que vive en Cáceres o Santiago de Compostela.
En concreto son 100.037 las personas que han perdido la vida y más de 11 millones los contagiados desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020. En el lado positivo, que la incidencia del virus continúa bajando y es de 486,34 a 14 días, aproximadamente la mitad que hace dos semanas y una cifra ya muy lejana al pico de 3.418 del pasado 21 de enero.
Desde que el 13 de febrero de 2020 se produjo el primer fallecimiento en Valencia (que fue confirmado el 3 de marzo), España ha vivido seis olas epidémicas. Esta última en la que aún nos hallamos inmersos ha producido, pese al gran porcentaje de vacunación, un 13% del total de los muertos, con una especial fatalidad en febrero.
Sabemos, a pesar de esto, que los 100.000 fallecidos no representan la cifra real, que se estima superior e imposible de conocer con exactitud. La otra fórmula de contabilización de decesos es el llamado MoMo del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Sanidad, que evalúa el exceso de mortalidad para un período determinado. Según éste, entre el 10 de marzo de 2020 y el 22 de febrero de 2022, se han producido 102.819 excesos de mortalidad por todas las causas a nivel nacional.
"La cifra total de fallecimientos en España como en el resto del mundo es apabullante. En nuestro caso ha sido un número muy elevado de personas de la magnitud que se produciría en una conflagración bélica de alto impacto y destrucción", afirma el epidemiólogo Daniel López-Acuña, quien fuera director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta diferencia de mortalidad se observa entre distintos países. Mientras que España tuvo la mayor tasa en la primera onda, después ha ido bajando y en esta última ola el país más afectado es Estados Unidos.
Este experto llama la atención sobre las diferencias que han ido marcando la mortalidad estos dos años y que han ido variando en función de la situación epidemiológica, la sanitaria o la vacunación. "El comportamiento de la mortalidad no ha sido uniforme a lo largo del tiempo y por ello es importante hacer un adecuado análisis epidemiológico para entender qué ha pasado y aprender lecciones de las estrategias de salud pública que han funcionado para prevenir más muertes", incide.
La primera ola, con 28.324 fallecidos registrados hasta el 22 de junio de 2020, fue la que acumuló mayor mortalidad. Fue el primer enviste de un virus para el que no se conocía tratamiento, que sorprendía con su capacidad para atacar todos los órganos y frente al que aún no había vacuna. La letalidad que se registraba aquellos días era del 11,5%, según los datos de Sanidad. "En la primera ola se alcanzaron tasas de 18 muertes por millón de habitantes pero gracias al confinamiento y a la reducción de contagios que ello supuso, la curva de mortalidad descendió rápidamente y logró abatirse casi por completo al comienzo del verano. Si no se hubiese confinado, habríamos tenido entre 50 y 100.ooo muertes más en la primera ola", reflexiona el exdirectivo de la OMS.
El virus dio un pequeño respiro durante el verano de 2020, aunque la segunda ola no tardó en comenzar, con una extensión que Sanidad sitúa entre el 22 de junio y el 6 de diciembre de 2020. La incidencia empezó a aumentar en pleno verano y muchos expertos lo achacaron a una desescalada prematura. En esa segunda ola perdieron la vida 18.322 personas. "Fue la mitad de la mortalidad de la primera ola pero aun así muy elevada. En gran medida fue consecuencia de la desescalada prematura".
La tercera ola del Covid llegó con la esperanza de la vacuna pero el efecto de ésta aún no podría observarse en algunos lugares donde el golpe fue aún mayor que el inicial. En la Comunidad Valenciana murieron más personas en enero de 2021 que entre marzo y mayo de 2020. Entre el 7 de diciembre y el 14 de marzo de 2021 fallecieron por Covid en España 25.778 personas. "La mortalidad había descendido hasta tres personas por millón de habitantes pero en febrero del 2021 volvió a alcanzar una cifra de alrededor de 10 por millón, en gran medida por la relajación de restricciones y medidas preventivas", apunta López-Acuña.
La cuarta ola, que Sanidad considera desde el 15 de marzo al 19 de junio de 2021, fallecieron 8.265, una cifra mucho menor a las olas anteriores gracias al impacto de la vacunación de los más vulnerables, que había arrancado el 27 de diciembre de 2020. "La mortalidad se fue reduciendo hasta llegar a cifras de uno por millón en julio del 2021 y esto fue en gran medida el resultado del avance de la vacunación y su efecto de protección contra la severidad y la muerte por Covid", prosigue López-Acuña.
La quinta ola fue llamada "la de los jóvenes", donde se notó el efecto de la vacuna en los mayores pero que coincidió con el inicio de la penetración de delta y ya en otoño con cierto decaimiento de la inmunidad. Fueron 6.198 muertos entre el 21 de junio y el 14 de octubre.
Sanidad considera la sexta ola desde el 14 de octubre hasta la actualidad, el período con más infecciones registradas y cuando también ha vuelto a repuntar la mortalidad. "Durante la sexta ola la mortalidad volvió a subir considerablemente, alcanzando una tasa de seis por millón de habitantes y produciendo mas de 11.000 defunciones, situación a la que no se le ha dado la suficiente atención e importancia", según el juicio de López-Acuña.
Tras el aumento de la mortalidad está, apunta este experto, "la penetración creciente de omicron que no es una variante tan benigna como se ha hecho creer, la persistencia de un amplio número de personas vulnerables que no han recibido pauta completa de vacunación, la relajación prematura de medidas de protección, restricciones y de medidas de salud pública y los comportamientos de riesgo derivados de una falsa seguridad". En total hay 3,5 millones de personas por encima de los 12 años sin la pauta completa además de casi el 40% de los niños de cinco a 11 años.
Incógnitas sobre el perfil de los fallecidos
Coincidiendo con López-Acuña, el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Joan Carles March, coincide en que "la mortalidad del Covid sigue siendo demasiado alta". Cree que se deberían dar cifras para "conocer mejor la situación por grupos de edad, vacunación, sexo y plantear las medidas adecuadas". "Estamos ya en una situación que sorprende que no se hayan tomado medidas al respecto", reivindica.
Al igual que se han ido conociendo datos sobre si los ingresados actualmente lo son por Covid o con Covid, March subraya que "es muy preocupante la situación de pacientes con enfermedades crónicas, tal como estamos viviendo en esta pandemia, que han sido abandonados y que la falta de seguimiento está generando una problemática asociada mucho mayor".
March cree, no obstante, que "hay una parte de la población que se asume que no se va a poder salvar de la mortalidad por Covid, a pesar de las vacunas y los tratamientos. Tenemos que ver dónde se pone esa línea de corte. Esto requiere sin duda un debate social y de nuestros representantes, perero para debatirlo deberíamos tener unas cifras más bajas. Aún no estamos en ese punto".
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