Tras la tormenta, siempre llega la calma. El tsunami ómicron va en descenso desde hace semanas y la sociedad se ha encontrado con otros sucesos que han desviado la atención en las últimas semanas, como la guerra entre Rusia y Ucrania o, a nivel más local, la crisis del Partido Popular. Esto resta espacio a la pandemia en los medios de comunicación, ya acostumbrados a monográficos sobre el virus, y puede plantear cierta sensación de fin de la pandemia.
Sin embargo, la situación dista mucho de ser así, a juicio de distintos epidemiólogos y expertos en Salud Pública. “La pandemia hay que juzgarla a nivel mundial, porque de ahí viene su definición y porque su carácter global condiciona la vulnerabilidad de todos. Si vemos los datos globales, vemos que el Covid tiene una clara presencia y vigencia en los problemas de salud planetario, aunque otros temas le quiten la posición predominante en la opinión pública y opinión publicada”, afirma José Ramón Repullo, profesor de Planificación y Economía de la Salud en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III.
“En España la situación es mejor pero la pandemia continúa y en algunos territorios está en ascenso. La pandemia por definición es un problema internacional y pretender o decir que porque en un lugar no tienes casos ha acabado, denota ignorancia", explica Alberto Torres, catedrático de Medicina Preventiva y jefe de servicio del mismo área en el Hospital La Arrixaca de Murcia.
En la misma línea apunta Usama Bilal, profesor de la Universidad Drexel de Filadelfia (Estados Unidos): "En octubre pasado estábamos haciéndonos las mismas preguntas sobre el fin de la pandemia y surgió ómicron. Una nueva variante apareció en una parte del mundo con una tasa vacunal muy baja. Aquello nos sorprendió pero no nos sorprendió, porque los epidemiólogos ya sabíamos que mientras se mantengan tasas tan bajas de vacunación hay riesgo de variantes que compliquen la situación. Así que la respuesta es no, la pandemia no ha acabado".
Si bien los datos de contagios han descendido muy rápido en las últimas semanas - de una incidencia de casi 2.500 a menos de 500 en un mes -, los hospitalizados e ingresados en UCI no han caído con tanta rapidez. Los pacientes se han reducido a algo menos de la mitad pero las camas ocupadas por pacientes Covid siguen siendo del 9% y las de UCI de casi el 5%. "La situación ahora mismo es mejor a nivel comunitario que en las instituciones sanitarias. Aún hay goteo de nuevos ingresos y pacientes hospitalizados… Esa recuperación va con algo más de retraso y hay que tener en cuenta que ahora viene la onda de los problemas que se han generado consecuencia de la epidemia y que aunque no sean directamente Covid toca absorberlo", explica Torres.
En lo que sí coinciden los expertos es que la situación particular de España es ahora mismo buena. "El importante nivel alcanzado en vacunación y la inmunidad adicional que se ha adquirido con la variante ómicron nos permiten visualizar un aplanamiento de la curva de la sexta ola sostenido y podrían augurar unos meses de mayor controlabilidad de la pandemia en España", considera Repullo.
Ese escenario positivo podría llegar alrededor de la Semana Santa, como dijo hace unas semanas a El Independiente el responsable de las métricas de Salud que usa la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la gestión de la pandemia, Chris Murray. "La Semana Santa, que este año es a mediados de abril, será el mejor momento ya que España estará en los máximos niveles de inmunidad tras haber pasado la ola ómicron y con una vacunación muy alta. El verano debería ser muy tranquilo, también, a no ser que aparezca una nueva variante que pueda volver a infectar a la gente, pero incluso apareciendo una nueva variante se tendrían casos, pero no deberíamos ver una gran ola", decía en la entrevista con Rafael Ordóñez.
Unas predicciones, no obstante, que los especialistas en Salud Pública prefieren evitar. "Los epidemiólogos hacemos modelaje de escenarios en los que valoramos cómo puede evolucionar la situación si aumenta un porcentaje la vacunación a diferencia de si no aumenta. Perno no tenemos una bola de cristal para saber cuál de los escenarios será el que ocurra", explica Bilal.
La medida: la mascarilla en interior
Diferentes pasos que indican el camino del fin de la consideración del Covid como epidemia se han dado en las últimas semanas. La eliminación de cuarentenas para todos los contactos estrechos y poco antes la eliminación de la mascarilla en exteriores y la recuperación total de los aforos han dejado la mascarilla en interior como prácticamente la única restricción vigente frente al Covid.
Una medida que el pasado lunes planteó Pedro Sánchez en una entrevista en TVE. "Muy pronto", aseguró, se iba a proponer esa medida. Una afirmación sin fechas y sin el apoyo de los especialistas consultados por El Independiente. "No sé si es muy prudente que los responsables políticos e institucionales avancen medidas sanitarias, particularmente las que suponen liberar restricciones a la vida ciudadana. Al final se produce una estéril competición política para dar buenas noticias (sea quitar mascarillas o mantener abierta la restauración) y trasladar al adversario los costes de las medidas más impopulares", opina José Ramón Repullo.
Para Alberto Torres tampoco es el momento: "En todas las olas el descenso está ligado a una serie de medidas y en esta ocasión ha sido la vacunación junto a la mascarilla en interior, además de que el virus ha infectado a mucha gente y ha perdido oportunidades de transmitirse. Pero no podemos olvidar que si quitamos una, la mascarilla en interior, damos al virus un campo abonado y eso puede favorecer un nuevo ascenso de contagios". Además, el catedrático plantea una función adicional, "si nos quitamos la mascarilla nos exponemos también a otros virus respiratorios que no sabemos cómo se pueden comportar, la gripe y otros, después de dos años".
"Esta medida sigue siendo efectiva y creo que es pronto para plantearnos quitarla. Pero se decida quitarla o no, el tema es cuándo se vuelve a poner. Esto no es desescalar y ya. Puede ser necesario volver a ponerlas y a eso hay que acostumbrarse, mantenerse alerta", apunta Bilal.
Plantearlo como medida transitoria
Plantear retirar la mascarilla en interior podría ser, a juicio del profesor de Drexler, una medida transitoria. También a juicio de Torres, que sitúa una posible retirada temporal "si la incidencia baja de forma sostenida durante varias semanas a niveles de 20 o 25 casos por 100.000 habitantes a 14 días [estamos aún en más de 400] se puede plantear como medida transitoria pero dejando muy clara a la población esta temporalidad". "Y aún así creo que es jugar con pólvora, una medida con cierto peligro", apostilla.
Para Repullo, el momento ha de llegar más que de un anuncio gubernamental, "cuando el Consejo Interterritorial lo estime conveniente". Y también plantea como convenientes algunas restricciones. "Muchos expertos que han estudiado la rápida y eficaz transmisión aérea del Covid piensan que sería prudente mantener algunas limitaciones, por ejemplo los transportes públicos, locales con gran concentración de público o a determinados grupos poblacionales con mayor riesgo por edad o problemas de salud".
El experto también cree que sería oportuno mantenerlas al entrar en locales masificados o si tenemos factores de riesgo o no nos hemos vacunado. "Estaría bien que en los locales de pública concurrencia se instalaran medidores de CO2 como avisadores de una atmósfera interior enrarecida y que favorecería el contagio", añade Repullo.
Para Bilal, otra de las claves de ese camino al fin de la epidemia es "un buen sistema de vigilancia del Covid, centinela si se habla de gripalizar que sea como el de la gripe, que ha de mejorar aspectos como la gestión de bajas laborales, que colapsó con ómicron, y un refuerzo de la atención primaria, especialmente si se va a encargar de ese tema".
Bajo el yugo de las nuevas variantes...
Ómicron ha infectado a tantas personas que la inmunidad natural puede ofrecer protección a corto plazo en muchos lugares del planeta. Como publicaba Murray recientemente en The Lancet, la variante dominante puede estar generando una proporción de infecciones asintomáticas tan elevado como un 80-90% y en relación a ello la capacidad de detección de casos a nivel global ha bajado del 20 al 5%.
Sin embargo, más allá de las condiciones favorables, los expertos recuerdan que en cualquier momento puede surgir una nueva cepa del virus. "El virus está mutando continuamente, variantes de ómicron ya hay y que se transmiten más, como la BA2. Ahora mismo ómicron ha producido como una quema de rastrojos, de forma que se ha generado un terreno sobre el que es difícil hacer fuego. Pero la situación puede cambiar. Ojalá sea el principio del final pero es pronto para saberlo y este virus ya nos ha sorprendido en muchas ocasiones", apunta Torres.
... Y la incógnita de la inmunidad
El último de los factores sobre el que los especialistas llaman la atención y que marcará el fin o no de la pandemia es la duración de la inmunidad. "Esto sigue siendo una incertidumbre puesto que no ha pasado el tiempo suficiente, la séptima ola es una posibilidad", opina Bilal.
"No sabemos si el otoño o invierno que viene se mantendrá la inmunidad y por eso es peligroso lanzar un mensaje triunfalista. Por eso aunque tengamos una posible normalidad a medio plazo hay que ser inteligentes con lo que ya hemos visto en seis olas y no bajar la guardia", añade Torres.
Y es que aunque la contagiosidad de ómicron se cree que supera la de casi cualquier virus humanos, la posibilidad de nuevas variantes está ahí. "Es muy probable que lo peor de la pandemia haya quedado atrás; pero celebrar su final no es sensato, y no ayuda a preparar a la población para mantener determinados hábitos preventivos y de protección que nos serán muy convenientes en el próximo año", concluye Repullo.
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