España inaugura este lunes una nueva fase de la pandemia de Covid. Se acabaron las cuarentenas para la población general así como la contabilización de todos los casos.
Dos años después del inicio de la pandemia, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han acordado la "Estrategia de vigilancia y control frente a la covid tras la fase aguda de la pandemia", que centra la atención en los vulnerables y que asemeja la gestión del SARS-CoV2 al de otros virus respiratorios como la gripe, el virus respiratorio sincitial (VRS) o el resfriado común. La nueva estrategia "implica aceptar un cierto nivel de transmisión del SARS-CoV-2 en poblaciones vacunadas y jóvenes en las que la infección tiene un impacto poblacional menor en términos de gravedad".
El cambio se da en un momento en que España registra un leve ascenso de los casos tras tocar suelo la incidencia acumulada en 430 casos por 100.000 habitantes a 14 días. El porcentaje de camas hospitalarias ocupadas por enfermos Covid es de 3,62% y el de camas UCI, 5,6%. El porcentaje de población mayor de 12 años vacunada es del 92,4% y la mitad ha recibido también una dosis de refuerzo. Muy por debajo está el índice de vacunación de los niños de cinco a 11 años, que se ha estancado y permanece en el 35,6%.
La nueva fase ha sido recibida de forma desigual por los médicos de Atención Primaria, protagonistas de la gestión mayoritaria de los casos hasta la fecha y quienes tendrán que seguir guiando a la ciudadanía en esta nueva fase. Para una de las asociaciones que aúna a estos profesionales, la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG), "no es el momento, no se reúnen las condiciones para este cambio". Así se manifiesta Lorenzo Armenteros, portavoz de la sociedad, quien cree que esta nueva gestión es "una autopista hacia el contagio".
"No vemos bien este cambio al igual que no lo hacen epidemiólogos, creemos que las autoridades sanitarias nos deben una explicación porque no han primado criterios epidemiológicos o clínicos sino más bien económicos o de otros valores", afirma Armenteros.
Desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), se muestran más positivos aunque ven pros y contras en el paso de fase. "La idea general es buena, pensamos que el cambio es positivo, por las altas tasas de vacunación con que cuenta España y porque ómicron cursa sin gravedad para la mayoría de los casos, aunque también vemos algunos aspectos negativos como la necesidad de que se desarrolle rápidamente el sistema centinela de vigilancia epidemiológica y que tenemos que tener cuidado con una posible relajación de la población tras la relajación de las medidas", explica su portavoz María Fernández.
En la nueva estrategia, solo se contabilizarán los casos graves y los que se den en ámbitos vulnerables, como residencias, centros sanitarios y sociosanitarios o prisiones. Los médicos podrán decidir a quién hacer un test por sus criterios clínicos pero en principio solo están indicados para "mayores de 60 años, inmunodeprimidos, embarazadas, personas que residen, acuden, están ingresadas o trabajan en entornos vulnerables, quienes prestan apoyo y cuidado a vulnerables, los que tengan un cuadro de infección respiratoria aguda de vías bajas que requiera hospitalización y los que hayan estado en los últimos 14 días en una región en la que circula una variante de interés o preocupación".
"La incidencia es demasiado alta para liberalizar la gestión. A los vulnerables hay que protegerlos más, el riesgo de contagio con esta nueva fase me parece demasiado alto", afirma Armenteros, para quien el fin de la contabilización de todos los casos es "un apagón informativo que no está justificado". El portavoz de SEMG cree que la nueva fase "minimiza la importancia de la enfermedad y genera mucha incertidumbre entre la población".
En esta nueva etapa, los menores de 60 que tengan síntomas Covid no deberán aislarse ni recibirán, en principio, un test diagnóstico. Con síntomas leves tendrán que ir a trabajar, aunque Sanidad recomienda el teletrabajo. "No todo el mundo tiene posibilidad de teletrabajar y eso va a generar gran incertidumbre. Si alguien se contagia en el ámbito laboral y tiene complicaciones graves, ¿quién se responsabilizará? ¿habilitarán las empresas espacios para trabajadores Covid?", reflexiona Armenteros.
La portavoz de SEMFYC considera sin embargo que se reúnen las condiciones para implementar este cambio aunque cree que la sociedad, desde sanitarios a medios de comunicación, "debemos incidir en la importancia de mantener las medidas de prevención para que no haya un impacto negativo". Fernández subraya la importancia de la próxima llegada de los antivirales que frenan la progresión a enfermedad grave en personas vulnerables recientemente infectadas: "Estos fármacos también ofrecen una luz de esperanza en la gestión, lo que necesitamos es que se puedan dar en Atención Primaria además de en los hospitales". La pasada semana Sanidad firmaba el acuerdo de adquisición de 344.000 tratamientos antivirales paxlovid (que se anunció en enero), desarrollados por Pfizer y que ha mostrado una reducción del 89% del riesgo de hospitalización y muerte en pacientes vulnerables.
Fernández también incide en la importancia de que "Sanidad acelere la implantación del nuevo sistema de vigilancia centinela para que se pueda mantener efectivamente el control de la epidemia, así como que se mantengan los umbrales de hospitalización menor del 5%, las UCIS menor del 10% y que no haya más de un 20% de la población contagiada de Covid".
A ambas sociedades médicas les preocupa cómo se gestionará la burocracia relativa a las bajas. "Ahora no se indicará una baja directamente y por tanto abrá que ver cómo se articula, si es posible el teletrabajo o si se plantea un trabajo con medidas de protección, es un tema que plantea dudas pero que tendrá que verse y entenderse en este camino a la normalización", subraya Fernández.
Para Armenteros, este nuevo sistema también va a generar "incertidumbre entre la población, que no sabrá qué medidas tomar o qué recomendaciones seguir y puede tener que esperar varios días para acceder a su médico de familia".
El portavoz de SEMG cree que para implementar esta nueva fase tendrían que cumplirse tres criterios que no se dan: "Una incidencia menor de 50 casos a 14 días, tener una variante circulante estable [en España se ha implantado en las últimas semanas la subvariante de ómicron, BA.2] y contar con unas tasas de vacunación más elevadas a nivel internacional, donde se redujera la posibilidad de nuevas variantes como ya ha ocurrido".
En los próximos días se verá el funcionamiento de esta nueva etapa de la epidemia con la que Sanidad quiere pasar página de la fase aguda del Covid. Sanidad incide en la estrategia puede revertirse si las condiciones lo requieren. De momento, los médicos apelan a la responsabilidad individual en la protección frente al contagio.
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