El 26 de marzo es el Día Mundial del Cáncer de Cérvix o de cuello uterino, una neoplasia prevenible en todos los casos gracias a la vacunación contra la infección del virus del papiloma humano (VPH) y a las pruebas de cribado. Según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), este tipo de cáncer tiene una incidencia anual de 10,8 por cada 100.000 mujeres, con una mortalidad de 3,6 casos.
La infección crónica por VPH es la causa fundamental del desarrollo de cáncer en esta zona, con casi el 100% de los casos, añade la SEOM. Un virus que es causante asimismo del 90% de cánceres de ano y del 70% de casos de orofaringe y vagina, según el jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Málaga, el doctor Andrés Carlos López Díaz.
Ocho de cada diez lo tienen
Pero ¿qué es el VPH? Tal y como recuerda el ginecólogo de Quirónsalud, se trata del «virus de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial» y afecta al 80% de la población sexualmente activa. La Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia constata que se han identificado más de 200 tipos diferentes de VPH, de los que al menos 40 son capaces de infectar la mucosa genital y anal tanto de hombres como de mujeres.
La vacuna contra el VPH previene el 90% de los casos de cáncer de cuello de útero
El VPH se transmite mediante el contacto de la piel y las mucosas, «siendo la principal vía de contagio la vía sexual, tanto con penetración como sin ella», apunta por su parte la doctora Jessica Martín, coordinadora de la Unidad de Tracto Genital Inferior del citado centro hospitalario. Métodos como el preservativo no ofrecen una profilaxis completa, ya que, como advierte la doctora Martín, el área protegida es limitada y toda la piel de la región perianal es potencialmente infecciosa. La mayor probabilidad de contagio tiene lugar en los primeros años de vida sexual, por lo que entre el 20 y el 30 por ciento de las mujeres menores de 30 años son portadoras de VPH de alto riesgo; una estadística que baja hasta el 10% pasados los 50.
¿Por qué se desarrolla el cáncer?
El doctor José Carlos Vilches, compañero de la doctora Martín al frente de la Unidad de Tracto Genital Inferior de la nombrada institución malagueña, subraya que la mayor parte de las mujeres tienen una infección transitoria que no supone riesgo alguno: «Tras el contagio del VPH, este puede permanecer inactivo durante un tiempo prolongado, por lo que la detección del virus puede evidenciarse años después de la transmisión. De hecho, aproximadamente el 90% tiene el virus silente durante meses o años hasta que las defensas del organismo consiguen eliminarlo».
Aunque estos datos resulten tranquilizadores, los expertos de Quirónsalud Málaga advierten que en un pequeño porcentaje de casos (entre el 10 y el 15 por ciento) la infección por el VPH persiste sin que las defensas consigan eliminarla. «Esta persistencia es el factor de riesgo para el desarrollo de lesiones premalignas que con el tiempo pueden evolucionar a un cáncer». Existen además diversos factores que contribuyen a que la infección sea persistente, como el tipo de VPH, el tabaco, las alteraciones de las defensas del organismo, el número de embarazos o la toma prolongada de anticonceptivos hormonales.
La importancia de la vacunación
Por ello, el doctor López Díaz insiste en que la principal forma de evitarlo es vacunarse frente al VPH, ya que previene el 90% de los casos de cáncer de cuello de útero y el 96% de cáncer anal: «El cáncer de cuello uterino es altamente prevenible mediante la vacunación, importante tanto en las mujeres como en los hombres, que además pueden ser grandes contagiadores». En la actualidad, la vacuna frente al VPH está incluida en el calendario vacunal solo en el caso de las niñas de 9 a 14 años, pero no en el de los niños, como aconseja la Asociación Española de Pediatría.
José Carlos Vilches explica que todas las vacunas comercializadas protegen frente a los tipos VPH 16 y 18, que causan el 90% de los cánceres de cuello de útero y una alta proporción de cánceres de vulva, vagina, ano y orofaringe; además, en la actualidad se dispone de una vacuna que incluye también otros tipos de VPH. «La vacuna previene la infección, pero no elimina un virus existente. Es útil también en las mujeres que ya hayan estado expuestas al virus ya que, a diferencia de otras infecciones, el antecedente de infección previa por VPH no protege completamente frente a nuevos contactos», avisa este experto.
La detección temprana y seguimiento
La forma de detectar la infección a tiempo es a partir de las citologías cervicales: se realiza el análisis de una muestra de secreción del cuello uterino que permite tanto detectar la presencia del virus como las alteraciones celulares indicativas de que exista infección. «Recientemente se ha incorporado la prueba del VPH que tiene mayor capacidad de detección y que permite alargar con seguridad el intervalo entre pruebas de hasta 5 años. Este análisis debe realizarse a partir de los 30 años, ya que la infección por el VPH es muy frecuente en mujeres jóvenes, y en ellas casi siempre es transitoria», remarca la doctora Martín. Si el resultado es positivo a partir de esa edad, se debe hacer un seguimiento. Y es que aunque las lesiones pueden tardar hasta 10 y 15 años en aparecer, deben ser controladas.
La mayor parte de los hombres no presentan síntomas, aunque pueden ser altamente contagiadores
En el caso de los hombres, la mayor parte de los que contraen el VPH nunca presentan síntomas y la infección por lo general desaparece completamente, aunque pueden ser altamente contagiadores en ese intervalo. Según Rodrigo Orozco, ginecólogo del Hospital Quirónsalud Málaga, en varones «normalmente el virus desaparece por sí solo sin consecuencias, pero puede causar en pocas ocasiones verrugas genitales o algunos tipos de cáncer, como el de pene, ano y orofaringe (garganta, lengua, amígdalas)».
Todos estos cánceres son causados por un VPH que no desapareció, añade. Debido a que pueden pasar muchos años entre la infección y el diagnóstico de la enfermedad, y a que el cáncer se desarrolla «muy lentamente», es muy importante, señala Orozco, «prevenir la enfermedad con la vacuna y el uso de preservativos tanto en hombre como en mujer».
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