Shanghai está viviendo el peor momento de la pandemia y las autoridades chinas están dispuestas a hacer todo lo que esté en su mano para corregir la situación. Si hay que decretar un confinamiento indefinido para 26 millones de personas, se hace. Si hay que separar a bebés y niños positivos de sus padres, no se duda. Si hay que hacer traslados forzosos a megacentros de aislamientos, por qué no.
Cualquier decisión es buena con tal de contener el virus en la megaurbe, la ciudad más grande de China y su epicentro financiero. En las últimas horas han llegado casi 40.000 sanitarios y 2.000 militares a Shanghai para luchar contra un brote que deja ya más de 90.000 contagios desde principios de marzo. Aunque en datos relativos puede parecer una cifra muy pequeña, lo cierto es que supone un duro revés para la estrategia de covid cero que tan buenos resultados había dado hasta la aparición de la variante ómicron.
Sin embargo, la población china ya se ha empezado a cansar de las medidas y en las últimas semanas se han visto peleas de ciudadanos con sanitarios y protestas en las calles. Mientras que Europa optó por convivir con el virus, China sigue empeñada en aplicar las políticas de covid cero, pese a que los casos se han disparado en el país desde el 1 de enero de 2022, tal y como se muestra en este gráfico.
Además, hay que tener en cuenta que China solo computa como casos confirmados de covid los que presentan síntomas. Aunque no los incorpora a sus cifras oficiales, sí informa de los casos asintomáticos que solo el 6 de abril fueron más de 21.000, según informó EFE. Una estrategia que a juicio del investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y autor de Las grandes epidemias modernas, Salvador Macip, persigue "maquillar" los datos. "Los datos dependen de cómo los leas y en esta epidemia todos los países, más o menos, han maquillado los datos. Un claro ejemplo ha sido la forma de contabilizar los muertos. En Reino Unido hubo un tiempo en que no contaban los fallecidos en residencias, que es donde se producían la mayoría".
Centros de internamiento
Las fronteras chinas llevan prácticamente cerradas desde el inicio de la pandemia. Y las pocos vuelos que aterrizan tienen que someterse a estrictos controles. Según explica un ciudadano español residente en Shanghai, él mismo ha tenido que estar dos semanas en un centro de internamiento a su regreso de España. A los positivos que no quieren aislarse se los llevan a estos centros. "Son detenciones sanitarias. Y después de tres semanas dando negativo, te dejan salir", afirma. Este español, que no da su nombre por temor a represalias, asegura que está comiendo gracias a lo que le dan sus vecinos, ya que todos los comercios están cerrados y las aplicaciones para pedir comida a domicilio están saturadas.
Daniel López-Acuña, epidemiólogo y ex director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, cree que la estrategia actual de China con Shanghai se encuadra dentro de lo que llevan haciendo desde el minuto cero. "Hay que contextualizar lo que está viviendo Asia, porque es lo que vivió Europa el pasado invierno con la ola de ómicron. Y estos países han entendido que tienen que actuar de manera drástica. Es a lo que ellos han jugado desde el inicio de la pandemia, a confinamientos draconianos".
El experto cree que en Asia se han conjuntado varias situaciones que les han llevado hasta ahí: "Se bajó la guardia respecto a las medidas, disminuyó la protección inmunitaria y hay una tasa de cobertura vacuna baja en comparación con Europa y con una vacuna que ha mostrado menor eficacia que las administradas aquí". Todo ello hace "pertinente" un confinamiento para López-Acuña.
Macip también cree que China se ha visto abocada a tomar este tipo de medidas. "Ahora mismo su perspectiva es peor que la de la primera ola. El virus sigue siendo igual de grave y es más contagioso, la saturación hospitalaria podría ser terrible si no contienen así el virus en un país que está mal vacunado en el sentido de que hay pocos vacunados entre los vulnerables y pocas terceras dosis".
Niños separados de sus padres
"Ahora mismo estamos en el momento más crítico y difícil", ha señalado la portavoz de Salud Pública de Shanghai, Wu Qianyu. "Debemos seguir con la política de acabar con el virus, sin ninguna duda". Y en esa política entra una de las medidas más polémicas que se han tomado: separar a los niños que den positivo de sus padres. Porque según las leyes actuales, cualquier persona que dé positivo tiene que aislarse. En los últimas días han circulado por las redes fotos y vídeos de hospitales llenos de niños y una madre denunció en la CNN -de forma anónima- que llevaba una semana sin ver a su hija de dos años.
Tras varios días de denuncias en redes sociales, las autoridades sanitarias de la ciudad anunciaron el domingo que se harían ciertas excepciones y los padres de niños con "necesidades especiales" podrán acompañarlos.
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