Días soleados, más horas de luz, vacaciones. Son muchos los conceptos asociados al verano. Uno de ellos, de los más evidentes, es la subida de las temperaturas. Esto no tiene por qué suponer un gran problema, siempre y cuando se mantengan en valores óptimos para el organismo. Sin embargo, durante una ola de calor, esta subida de temperaturas puede tener consecuencias negativas en el organismo, como es un golpe de calor. Estos efectos adversos no solo los sufrimos los humanos, sino también nuestras mascotas, ya que el calor puede afectar muy negativamente a nuestros perros y gatos.
La ola de calor supone un periodo de tiempo (más de tres días consecutivos) en el que las temperaturas se encuentran por encima de las mismas registradas en la media del mismo periodo en años anteriores, según la AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología.
Durante una ola de calor hay que tener mucha precaución, ya que puede producir, en última instancia, cansancio, vómitos o incluso pérdida de consciencia. En humanos, unos de los primeros síntomas de un golpe de calor son la sed intensa, piel roja y calienta y temperatura corporal por encima de los 37ºC. La forma en la que el calor afecta a perros y gatos es diferente a la de los humanos (aunque parecida), pero en ambos casos puede ser perjudicial para la salud. Por ello es importante detectar los síntomas del golpe de calor en los animales para así evitar problemas mayores.
¿Cómo afecta el calor a los perros?
Si detectamos un comportamiento anómalo en nuestro perro, debemos tomar medidas para ayudarle a soportar las altas temperaturas ¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor en un perro? Estos son algunos de los indicios con los que podemos detectarlo:
- Jadeos o respiración acelerada
- Babeo excesivo (más de lo habitual) alrededor de la boca del perro
- Encías de calor rojo oscuro
- Vómitos
- Aumento del pulso cardiaco
- No se mueve o se mueve con tambaleos
Hay algunos factores de riesgo que pueden producir que un perro tenga un golpe de calor o problemas de salud durante una ola de calor. Los perros mayores, con ciertas enfermedades, con obesidad o con mucho pelo tienen más riesgo de tener complicaciones de salud en veranos extremadamente calurosos. También hay ciertas razas, aquellas con cara chata (como los carlinos o los bulldogs) que pueden correr más riesgo en periodos de altas temperaturas, ya que jadean y respiran peor que otras razas de perro.
Así puedes ayudar a tu perro en una ola de calor
Uno de los puntos más decisivos para los perros son sus paseos. Conviene cambiar la rutina de los paseos para así adaptarla a los momentos menos calurosos del día. A primera hora de la mañana o ya por la noche suelen ser buenas horas, por la ausencia de luz solar, que aumentan considerablemente las temperaturas.
También se deben adaptar las horas en las que el perro come. Durante las horas de temperaturas más altas del día el perro carecerá de ganas de comer. Por ello, también conviene buscar momentos del día (o entornos más frescos) para darle de comer.
Por otra parte, dependiendo de cómo sea la cama del perro, puede pasarlo mal durante una ola de calor. Algunas favorecen la dispersión del calor, como las camas levantadas del suelo o las que están hechas de un material transpirable. Si un perro que está acostumbrado a dormir en una cama, empieza a dormir en el suelo u otras habitaciones de la casa, eso indica que su cama empeora el calor.
Un punto muy importante es el de cambiarle el agua recurrentemente y con agua que esté fría. Incluso, se pueden añadir hielos al agua (o darle agua fría de nevera) para que ayude al perro a bajar su temperatura corporal. También se le puede cepillar o cortar el pelo, dependiendo de cómo sea su pelaje, y humedecerlo o bañarlo a lo largo del día.
También hay algunos productos en el mercado que pueden ayudar al perro a aguantar las altas temperaturas de una ola de calor. Por ejemplo, el chaleco refrescante para perros: unos chalecos que recubren el torso del perro y le ayudan a regular su temperatura. Basta con humedecerlos con agua fría y ponérselo al perro. También suelen contar con materiales reflectantes que los protegen del sol.
¿Cómo afecta el calor a los gatos?
Los gatos también pueden pasarlo muy mal durante una ola de calor. Los síntomas de un golpe de calor en gatos son similares a los de los humanos. Para detectarlo, hay que tener en cuenta los siguientes síntomas:
- Jadea en exceso
- Dificultad para moverse y respirar
- Temblores musculares
- Color rojo en sus mucosas
- Lengua caída
- Aumento del ritmo cardiaco
- La piel se vuelve azulada por la falta de oxígeno en sangre
- Vómitos
En verano, y más concretamente durante una ola de calor, es normal que un gato pierda más pelo. También buscarán los lugares más frescos de la casa, huyendo del calor. Por otra parte, es normal que coman menos, debido a las altas temperaturas. Sin embargo, si se detectan los mencionados síntomas, es necesario tomar medidas para prevenir un golpe de calor en el gato.
Consejos para ayudar a un gato durante una ola de calor
Es muy importante revisar y cambiar su agua con frecuencia, sobre todo prestando atención a que esté fresca y limpia, ya que demandarán mucha agua cuando las temperaturas sean muy altas. Si el gato no quisiese comer nada, se puede probar a cambiarle el pienso por comidas más húmedas, como son las latas de comida.
Dado que los gatos pierden más pelo de lo normal en épocas de calor y altas temperaturas, conviene cepillarlos con frecuencia, ya que podrían ingerir ese exceso de pelo al acicalarse.
Los gatos no son muy propensos a agradecer los baños, pero se les puede ayudar a refrescarse mediante toallas húmedas con agua fría y así aguantar una ola de calor.
Si la mascota tiene problemas de salud, acudir a un veterinario
Aunque hay muchas maneras para prevenir y cuidar a un perro, gato, o cualquier otra mascota durante una ola de calor, a veces las consecuencias negativas en su salud son inevitables. Si se detecta que pueda tener un golpe de calor o no se consigue mejorar el estado del animal, es necesario acudir a un veterinario.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el desplazamiento al veterinario puede suponer un riesgo, debido a las altas temperaturas. En el caso de gatos o perros pequeños, se les puede llevar en paños húmedos con agua fría. Siempre conviene prevenirlos del sol lo máximo posible y, en la medida que se pueda, que viajen en un vehículo con aire acondicionado.
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