Cada vez más evidencias relacionan los hábitos saludables con una mayor protección frente al alzhéimer. Una buena alimentación, la práctica de deporte, la actividad intelectual y también la vida social pueden proteger del desarrollo del alzhéimer en un 30%, según explicó la directora de la Fundación Pasqual Maragall.
La alimentación es sin duda capaz de protegernos de muchas enfermedades pero también contribuir a su aparición. Hasta la fecha no se ha demostrado que los ultraprocesados sean causantes del alzhéimer, pero una nueva investigación sí ha mostrado que en un grupo de más de 72.000 personas, un mayor consumo de este tipo de alimentos se asociaba a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
Pero, ¿qué es un alimento ultraprocesado? el término es relativamente nuevo y según la clasificación NOVA creada por la Universidad de Sao Paula se considera una comida elaborada a partir de ingredientes procesados, generalmente con técnicas industriales que además de grasas, sal y azúcar incluyen sustancias como saborizantes, colorantes y otros aditivos que imitan cualidades de otros alimentos. Hablamos de snacks, chocolatinas, bollería, patatas fritas, pizzas, etc.
La investigación que se publica en Neurology, la revista de la Academia Americana de Neurología, tomó los datos de 72.083 personas que tenían 55 años o más y no tenían demencia y les siguió durante una media de 10 años. Al final del estudio, 518 personas tuvieron un diagnóstico de demencia.
Para determinar su consumo de ultraprocesados, los participantes rellenaron cuestionarios sobre lo comido y bebido el día anterior. Así, los investigadores estimaron la cantidad que tomaban calculando gramos por día y comparándolo con gramos de otro tipo de alimentos que tomaban. Con esos datos, se clasificó a los participantes en cuatro grupos iguales según el porcentaje de consumo de ultraprocesados.
De media, los participantes del grupo con menor consumo tomaban 225 gramos de ultraprocesados al día (9% de su dieta) y en el grupo más alto 814 gramos (28% de su alimentación diaria). Una ración de este tipo de alimentos equivalía a 150 gramos. De los productos que más sumaban a la ingesta de ultraprocesados fueron las bebidas, seguidas de bollería y lácteos ultraprocesados.
Del grupo más bajo, 105 de 18.021 personas desarrollaron demencia. En el más alto, 150. Eso supone una incidencia de 582 por 100.000 en el grupo de consumo más bajo frente a 832 por 100.000 en el más alto.
Los investigadores ajustaron datos de edad, sexo, antecedentes familiares, enfermedades cardiovasculares y otros factores que pudieran alterar el riesgo y vieron que por cada 10% más de consumo de ultraprocesados, el riesgo de desarrollar demencia aumentaba un 25%.
"Nuestros resultados también muestran que aumentar los alimentos no procesados o mínimamente procesados en sólo 50 gramos al día, lo que equivale a media manzana, una porción de maíz o un tazón de cereales de salvado, y simultáneamente disminuir los alimentos ultraprocesados en 50 gramos al día, lo que equivale a una barra de chocolate o una porción de palitos de pescado, se asocia con un 3% menos de riesgo de demencia", afirma uno de los investigadores, de la Universidad de Medicina de Tianjin en China, "es alentador saber que cambios pequeños y manejables en la dieta pueden marcar la diferencia en el riesgo de demencia de una persona".
Otro estudio sobre 300.000 personas también con datos de Reino Unido y publicado en 2021 recogía la importancia de los hábitos saludables con independencia de los antecedentes familiares. Si bien es cierto que tener un familiar directo con alzhéimer (padres o hermanos) aumentaba el riesgo un 70%, seguir tres o más hábitos saludables reducía un 30% el riesgo respecto a los que tenían dos hábitos o menos. Dichos hábitos eran tener un índice de masa corporal menor de 30 (obesidad), dormir de seis a nueve horas, no fumar, beber con moderación, tomar una dieta rica en verdura y fruta y menos en carnes procesadas o harinas refinadas y hacer al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada o vigorosa.
En una enfermedad para la que actualmente no existe cura, la importancia de la prevención es clave, especialmente por las previsiones. Y es que según el informe 'Demencia en Europa 2019', presentado en 2020 por la Fundación Alzheimer Europe, cuatro de cada 100 españoles tendrán demencia en 2050. Eso es más del doble del 1,83% que la padecían en 2018. Los datos españoles son algo superiores al de la media de países europeos, donde el 3% de los ciudadanos tendrá alguna demencia en 30 años, prácticamente el doble que ahora.
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