Cada 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, una enfermedad que en España afecta a 1.200.000 personas y sus familias, puesto que esta enfermedad neurodegenerativa impacta directamente en el entorno del afectado, que necesita cuidados constantes.
En el alzhéimer, el principal factor de riesgo es la edad. Se estima que el 10% de los mayores de 65 años lo sufren y la cifra va aumentando, hasta el 30% de los mayores de 85 años.
A pesar de las investigaciones, el alzhéimer no tiene cura y tampoco un tratamiento efectivo. En los últimos 18 años Europa no ha aprobado ningún fármaco. En Estados Unidos sí se aprobó hace unos meses un medicamento para frenar el alzhéimer - aducanumab-, aunque rodeado de polémica al cuestionarse su verdadera efectividad.
Un 40% de los casos de alzhéimer se pueden prevenir
Los estudios apuntan a que un porcentaje de casos de alzhéimer se puede prevenir y lo cifran en un 40%, según una Comisión de Expertos en la revista The Lancet.
La neuróloga Diana Ribes, profesora del Máster Universitario en Neuropsicología Clínica de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), habla en concreto de siete hábitos para prevenir el alzhéimer.
- Aumentar la reserva cognitiva. La reserva cognitiva se va configurando a lo largo de los años a través de la educación y la ocupación laboral, entre otros factores. Practicar actividades como la lectura y la escritura, aprender idiomas, o a tocar un instrumento, por ejemplo, son actividades que incrementarán nuestra reserva cognitiva. Una buena manera de contribuir a su desarrollo es seguir aprendiendo y formándose durante toda la vida. La investigación indica que la reserva cognitiva retrasa la manifestación clínica de los cambios neuropatológicos característicos de la enfermedad de Alzheimer.
- Cuidar la alimentación. Los factores protectores frente al declive cognitivo son clave para retrasar el desarrollo neuropatológico, lo cual se puede conseguir mediante una dieta sana. Distintos estudios han asociado el consumo de alimentos ultraprocesados con el riesgo de alzhéimer.
- Fomentar la práctica deportiva. La práctica de ejercicio físico, además de repercutir en el corazón, también lo hace en la salud neuronal, dado que ayuda a disminuir el daño vascular cerebral. Además, existen estudios que demuestran que también protege del deterioro cognitivo y promueve la formación de nuevas neuronas en el hipocampo, una estructura clave para la formación de nuevos recuerdos y, por tanto, para tener una buena memoria reciente. En general, hábitos de vida sana previenen el alzhéimer aunque haya antecedentes familiares.
- Controlar el estrés. Algunas de las técnicas asociadas al control del estrés como la musicoterapia o el mindfulness pueden ayudar a mejorar la velocidad de procesamiento y la cognición (atención, memoria, función ejecutiva), reduciendo el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Además, ayudan a mejorar la memoria, la calidad de vida de las personas y evitan síntomas depresivos en los pacientes con deterioro cognitivo leve. Y es que estudios dicen que tener una actitud positiva previene el alzhéimer.
- Mantener una vida social plena. Es importante considerar la relevancia de las actividades sociales en la edad adulta para proteger al cerebro del deterioro cognitivo, por lo que la interacción social es un factor de prevención clave para la demencia, observándose también que esta mejora la calidad de vida en pacientes afectados.
- Realizar terapias de orientación a la realidad. Este tipo de terapias, sumadas a las de aprendizaje de habilidades, así como la estimulación de funciones cognitivas como memoria, lenguaje, praxias, cálculo y reconocimiento pueden ayudar a la prevención y, también, está comprobado que ponen freno al avance de la enfermedad en los pacientes ya diagnosticados.
- Poner en práctica la estimulación cerebral. Tanto la estimulación cerebral invasiva (estimulación cerebral profunda, estimulación invasiva del nervio vago, etc.) como la no invasiva (estimulación magnética transcraneal, etc.) se postulan como tratamientos efectivos para mejorar la memoria y las funciones cognitivas.
Además de estos, el sueño también influye en el desarrollo de la enfermedad, según neurólogo en el Hospital Clínic de Barcelona y vocal de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), Carles Gaig. "No dormir bien puede ser un factor de riesgo para desarrollar en el futuro una enfermedad de Alzheimer; a la vez que, una vez que la enfermedad ya está establecida, los problemas de sueño suelen ser bastante habituales en los pacientes y tienden a agravarse durante su evolución", han explicado en un comunicado.
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