El Covid persistente sigue siendo un enigma en muchos aspectos. Su definición como "el conjunto de síntomas multiorgánicos variados no atribuibles a otras causas que perduran tras la fase aguda de la infección" da cuenta del cajón de sastre que supone este síndrome. En total, se han identificado más más de 200 los síntomas que van desde neurológicos a pulmonares y físicos con afectación en casi todas las partes del cuerpo.
En esta indefinición resulta muy complejo conocer la dimensión real del problema. En España, la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG) ha planteado una estimación de la prevalencia de Covid persistente de al menos el 10% de las personas que pasaron la infección. Otros estudios como el publicado en The Lancet en agosto de este año cifraba la prevalencia en el 12,7%.
Los datos son dispares pero ahora un macroanálisis con datos de 1,2 millones de enfermos de Covid sintomática de 22 países del mundo arrojan una tasa del 6,2%. El estudio, que se publica en JAMA (la revista de la asociación de médicos americanos) contabilizó los datos de 54 estudios y dos bases de datos de registros médicos en países de Europa y América fundamentalmente. Los datos correspondían desde marzo de 2020 a enero de 2022. El requisito era que los casos hubieran presentado síntomas durante la infección.
El análisis de los casos concluyó que el 6,2% de los infectados por Covid seguían sufriendo, tres meses después de la infección, alguno de los tres grandes grupos de síntomas asociados al Covid persistente. Por un lado fatiga persistente y dolor corporal, por otro problemas respiratorios o bien problemas cognitivos.
Por separado, el 3,2% presentaba fatiga persistente, el 3,7% problemas respiratorios y el 2,2% problemas cognitivos.
El estudio arrojó - en línea con otros datos obtenidos en España - una prevalencia de síntomas de Covid persistente muy superior en mujeres mayores de 20 años (10,6%) que de hombres en el mismo rango de edad (5,4%). En menores de 20 años, ambos sexos tenían una afectación similar y muy inferior, del 2,8%.
Los investigadores subrayan la diferencia de patrón que tienen los síntomas en la infección aguda, que se da más en hombres; que en los síntomas persistentes, donde hay más afectación femenina. "Esta diferencia sugiere que el mecanismo subyacente del Covid persistente puede ser diferente al de la gravedad de la infección aguda por SARSCoV-2. En general, las mujeres responden a las infecciones víricas con una enfermedad menos grave y montan respuestas de anticuerpos más altas, pero también tienen tasas más altas de reacciones adversas a a las vacunas y a los fármacos antivirales", apunta la investigación. "Se cree que los genes ligados al cromosoma X influyen en la susceptibilidad a las infecciones víricas y a las enfermedades autoinmunes, lo que respalda la idea de que los procesos autoinmunes desempeñan un papel en el desarrollo de Covid persistente", añade el estudio.
La duración media de los síntomas fue de nueve meses para quienes habían estado hospitalizados por Covid y cuatro meses para los no hospitalizados. Entre los que tenían síntomas, el 15,1% seguía con ellos pasado un año de la infección.
La investigación ha sido una colaboración del grupo de colaboración para la carga global de enfermedad de Covid persistente y coordinado desde el Instituto de Métricas de Salud de la Universidad de Washington.
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