Hace un año, nada más cumplir los 35 años, Patricia decidió congelar sus óvulos de manera voluntaria. Lo había dejado con su pareja, y desde hacía tiempo la opción de someterse al tratamiento le ronroneaba en la cabeza. “De repente te ves con cierta edad y con poca reserva ovárica. Yo quería ser madre en un futuro y no quería quitarme esa oportunidad”, comenta. Con 32 años escuchó por primera vez hablar sobre la vitrificación ovárica. Una compañera suya de trabajo lo había hecho, pero no fue hasta dos años más tarde, cuando se lo empezó a plantear. Era un tema que le agobiaba, pero niega haber sufrido presión social.
Sheila, en cambio, sí que la sufrió. “¿Vosotros para cuándo?” “cuando tu hijo tenga 18 años tendrás casi 50”, “mejor disfrutarlo ahora que eres joven”, son las preguntas con las que bombardeaban a Sheila y a su pareja constantemente. En ese momento tenía 31 años, “una pareja y un trabajo estable”, pero mientras en su entorno, sus amigos y conocidos se iban casando e iban teniendo hijos, “lo hablé con mi pareja y creímos que no era el momento, así que decidimos posponerlo”. En su caso, ya había oído hablar de la congelación de óvulos porque precisamente trabajaba en una clínica especializada en el tema.
El 75% de las mujeres que deciden congelar sus óvulos son solteras
“Desde que en 2007 empezó la congelación de óvulos con las técnicas de vitrificación, se ha visto un crecimiento exponencial en pacientes que vienen a congelar los óvulos por factor social”, confirma Silvia González, ginecóloga especialista en reproducción en la clínica IVI Barcelona. “El 75% de las mujeres que quieren preservar su fertilidad en IVI son mujeres solteras, el 24% mujeres heterosexuales con pareja, que en ese momento no quieren ser padres, y el restante son mujeres homosexuales”, añade.
A medida que la media de edad de las mujeres que tienen su primer hijo aumenta, la media de edad de las que deciden congelar sus óvulos también. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), la edad media española para tener el primer hijo roza los 33 años, y las mujeres suelen congelar sus óvulos en torno a los 35. En la clínica IVI, por ejemplo, desde el 2007 hasta hoy, la edad media es de unos 36 años, aunque “la edad ha ido aumentando”. “Ahora vemos mujeres de más de 36 años que nos piden vitrificar los ovocitos. Aunque a esa edad disminuye la reserva ovárica, que es algo fisiológico de todas las mujeres”, explica la ginecóloga.
Existen diferentes protocolos, pero el proceso para congelar óvulos es casi siempre el mismo. Antes de nada, lo importante es comprobar la reserva ovárica que tiene la mujer, es decir, la cantidad de óvulos que tiene una mujer en los ovarios en un momento determinado. “Yo espero que una mujer joven tenga buena reserva ovárica, pero a veces llegan a consulta mujeres jóvenes de 30 años, y cuando les hacemos las analíticas de sangre y hacemos ecografías, vemos que tiene una edad ovárica que no le corresponde con su edad cronológica”, cuenta la ginecóloga.
El proceso de vitrificación
“En el segundo o tercer día de la regla, la mujer viene, se hace una ecografía, y si todo está en orden, se empieza el proceso. Durante unos 10 o 12 días, la mujer va a tener que automedicarse a través de un pinchazo, y mientras, se harán varios controles, como ecografías para comprobar que todo vaya en orden. Cuando han crecido los folículos, se programa la extracción, que es una operación de una media hora”, explica Juan Martínez, director médico de la clínica Amnios. “De ahí se elimina el agua de la célula, y se pasan a tanques de nitrógeno líquido a menos de 196 grados”, añade.
No hay fecha límite. Pueden estar guardados durante muchísimos años. Sheila, por ejemplo, congeló sus óvulos hace 5 años y aún no los ha utilizado porque en 2020 tuvo un embarazo espontáneo. Pero de aquí a un año quieren aumentar la familia, y aunque vaya a intentarlo de manera natural, “con los 36 años que tengo, me da mucha tranquilidad saber que tengo 15 óvulos congelados por si los tengo que necesitar”.
Solo entre un 10 y un 15% de los pacientes han vuelto a por sus ovocitos
“Lo ideal es recuperar entre 10 y 15 óvulos, pero dependerá de la reserva ovárica que tenga cada mujer y en la capacidad de respuesta al tratamiento”, explica el doctor. El porcentaje de éxito está relacionado con la edad del óvulo en el momento en el que se congela. Los expertos recomiendan hacerlo por debajo de los 35 años, momento en el que las mujeres están en un “momento de fertilidad óptima”. “A medida que vamos creciendo, y esto nos pasa a todas las mujeres, los folículos y los óvulos van disminuyendo. Y también su calidad. Si yo congelo mis óvulos con 30 años y con 43 no te quedas embarazada, puedes hacerlo con los óvulos que congelaste con los 30”, explica la ginecóloga.
Hay veces que incluso se tienen que hacer varios tratamientos. Patricia tenía una “salud ovárica mala” y solo consiguió 4 óvulos. Además, como explica el doctor, “al descongelar se te puede fastidiar uno, y al implantarlo también”. Le recomendaron hacer otro ciclo, y así conseguir otros 4, por ejemplo, para llegar por lo menos a 8. Un año después de congelarlos, no se quiere arriesgar y, por ahora, no quiere utilizarlos. “La vida da muchas vueltas. No lo he hecho porque a ciencia cierta quiera ser madre, lo he hecho por tener la opción, que aunque sea pequeña, es más que nada”, cuenta. En el caso en el que quisiera volver a probar suerte, tendría que volver a pagar el tratamiento, algo que no se pueden permitir todos los bolsillos. “Suele costar en torno a unos 3.000 o 4.000 euros”, afirma el doctor.
Congelar óvulos "por si acaso"
La mayoría de las veces las mujeres congelan sus óvulos cuando ni siquiera saben si van a llegar a ser madres en un futuro. El “por si acaso” les incita a tomar la decisión, y como los óvulos pueden permanecer guardados durante años, en ocasiones ni siquiera llegan a buscarlos. “Respecto a los datos de 2007 a 2022, solo entre un 10 y un 15% de los pacientes han vuelto a por sus ovocitos. Aunque es cierto que en 2007 el número de pacientes era bajo, y en los últimos años el volumen ha aumentado”, explica la ginecóloga.
Además, según indica González, la Ley de Reproducción de 2006 dice que en el caso en el que decidas con el paso del tiempo no hacer uso de tus óvulos, tienes varias opciones: donarlos, darlos a investigación o el cese de su conservación. Pero hay que tener en cuenta que “aunque se pueda realizar la destrucción de los ovocitos, hay que hacerlo cumpliendo una serie de valoraciones”, explica la ginecóloga.
En el caso en el que una mujer congele óvulos, aunque en un primer momento la intención con las que se ha vitrificado era para que la propia mujer fuera madre, si a los años decide no utilizarlos, y se cumplieran los requisitos de donación, podrían utilizarse por otra persona. Por ahora, la ginecóloga González no lo ha visto en su clínica, “pero es algo que se podría plantear en un futuro”.
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