Vivimos en un mundo cada vez más ruidoso. Desde el tráfico de los coches hasta la música de las discotecas, en las últimas décadas los decibelios diarios que soportamos no han dejado de aumentar, especialmente en las grandes ciudades. A ello hay que sumarle la enorme popularidad que han ganado los auriculares, que mucha gente utiliza de manera diaria. Pero como nuestros oídos se adaptan a la presión sonora no nos damos cuenta hasta que ya hemos perdido capacidad auditiva. Y entonces es demasiado tarde, porque no se puede recuperar. Alertados por esta situación, en noviembre de 2022 la revista BMJ Global Health publicó un estudio para analizar las "prácticas auditivas inseguras" en adolescentes y adultos jóvenes, con el objetivo de estimar cuántas personas en todo el mundo estaban en riesgo de perder la audición.
Los investigadores agruparon 33 estudios de 20 países distintos, en los que habían participado un total de 19.046 personas de entre 12 y 34 años. La mitad de los estudios, 17, se centraron en el uso de auriculares y dispositivos similares, mientras que los 18 restantes estudiaron los "lugares de entretenimientos ruidosos", como las discotecas. El resultado que hallaron fue que el número de personas que tienen prácticas de escucha inseguras fue de un 24% en el primer grupo y de un 48% en el segundo. Con estas cifras, y considerando que la población global estimada de esa franja de edad era en 2022 de 2.800 millones, los investigadores calcularon que la cantidad global de adolescentes y adultos jóvenes que podrían estar potencialmente en riesgo de pérdida auditiva oscila entre los 670 y los 1.350 millones.
"Se ha juntado la fatiga auditiva que genera el aumento del ruido medio de las ciudades con el tipo de vida de mucho estrés que llevamos. Y además ahora es cada vez es más habitual utilizar auriculares para escucharlo todo. Lo que sucede es que si nosotros aumentamos la presión del oído interno no les damos tiempo a las células a recuperarse. Así que acaban claudicando y empieza a haber menos población celular, por lo que tenemos menos capacidad auditiva", explica Carlos Cenjor Español, jefe del servicio de otorrinolaringología del Hospital Fundación Jiménez Díaz. Y añade: "Al principio no se nota, pero empezamos perdiendo la audición de las frecuencias altas, de alrededor de los 4.000 hercios. Y si seguimos machacando las células se van estropeando poco a poco las frecuencias agudas y medias. Mucha gente empieza a notarlo cuando va a reuniones de unas 10 o 12 personas en cafeterías o lugares así y se dan cuenta de que oyen pero no entienden".
Acostumbrarse a un volumen confortable
El doctor explica que los ruidos cortos de más de 100 decibelios (dB) ya son perjudiciales para nuestros oídos. Y si los sonidos son mantenidos, basta con que sean de 80 dB para que sean perjudiciales. Por poner en contexto, el sonido ambiental de una calle poco ruidosa son 60 dB, y el de un motor arrancando alcanza los 80 dB. Así que la clave, según Cenjor, está en concienciar a la gente de que cuando estén escuchando algo a un volumen confortable no es necesario subirlo para escucharlo más fuerte: "Nos adaptamos a la presión sonora. El mejor ejemplo es decirle a alguien que se ponga a escuchar un ruido fuerte. Al principio le molestará, pero a los dos minutos ya se habrá acostumbrado. Por eso es importante utilizar un volumen adecuado".
La OMS estima que ya hay actualmente más de 430 millones de personas en el mundo con una pérdida auditiva discapacitante, y desde la revista BMJ consideran que los jóvenes son "particularmente vulnerables". Según se indica en su estudio, las investigaciones que han manejado sugieren que la población de entre 12 y 34 años a menudo llega a poner el volumen de sus auriculares en los 105 dB, mientras que los niveles promedios de las discotecas y lugares similares oscilan entre los 104dB y 112 dB, algo que aseguran que "supera los niveles permitidos de 80 dB para adultos y 75 dB para niños".
Cuidar la salud auditiva
Los investigadores reconocen que su metodología tiene limitaciones, y explican que tampoco tuvieron en cuenta algunos factores potencialmente influyentes, como las diferencias demográficas o las políticas de escucha segura que algunos países han desarrollado. Pero a pesar de todo, se muestran convencidos de que existe "una necesidad urgente de que los gobiernos, la industria y la sociedad civil den prioridad a la prevención global de la pérdida auditiva mediante la promoción de prácticas de escucha segura".
Cenjor recomienda a cualquier persona que tenga dudas que acuda a realizarse una revisión de audiología, y alerta a todos los usuarios que utilicen habitualmente los auriculares: a pesar de ser accesibles para todos por su precio, pueden ser lesivos si no se utilizan correctamente (incluso los de conducción ósea). Por supuesto, también extiende la recomendación al resto de aparatos con sonido que manejemos nosotros, como la televisión o la radio, y admite que en ocasiones se hace difícil protegerse porque hay lugares donde no podemos regular el volumen, como las discotecas o los conciertos. "La gente no está concienciada con su salud auditiva. Y te aseguro que las minusvalías auditivas que existen son importantes. Tienen mucha trascendencia y causan muchos problemas. Luego cuando la pérdida de audición está asentada y es necesario poner algún sistema de audífonos mucha gente no quiere ni oír hablar de ellos", concluye el doctor.
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