La alergia al polen es de las más comunes en la población. Sus efectos en el organismo pueden ser muy molestos e incluso condicionar las vidas de los que lo padecen. Así, aunque el proceso de polinización sea necesario para la reproducción de las plantas, el polen y sus síntomas pueden someter a las personas a un periodo del año muy poco deseable.

El inicio de la alergia al polen puede variar según la región geográfica, el tipo de polen al que una persona es alérgica y las condiciones climáticas del año en curso. Generalmente, la temporada de alergias al polen se extiende desde la primavera hasta el otoño, pero en algunos lugares puede comenzar antes o durar más. De ahí, el término común de "alergia primaveral".

Al estar relacionado con la climatología en general, en aquellos años en los que las temperaturas cálidas llegan antes también se adelanta el peor periodo de síntomas de alergias al polen.

En la primavera, los árboles como el abedul, el fresno y el olmo comienzan a liberar polen. A finales de la primavera y durante el verano, el polen de las gramíneas es el principal desencadenante de las alergias. Y a finales del verano y principios del otoño, las alergias al polen suelen deberse al polen de las malezas, especialmente el ambrosía.

Los datos indican que son muchos los que padecen alergia al polen. En España, en 2017 había entre 4,5 y 5 millones de alérgicos al polen. De ellos, el 70% son alérgicos a las mencionadas gramíneas. Según los datos del Ministerio de Sanidad, el número de personas alérgicas lleva en aumento desde que se empezaron a guardar registros.

Es importante tener en cuenta que las condiciones climáticas, como la lluvia, la temperatura y los vientos, pueden afectar la cantidad de polen en el aire y, por lo tanto, la gravedad de los síntomas de la alergia. Además, las personas pueden ser alérgicas a diferentes tipos de polen, lo que significa que sus síntomas pueden variar a lo largo del año.

Para controlar las alergias al polen, es útil seguir los conteos de polen locales y consultar a un médico o alergólogo si se sospecha una alergia. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid cuenta con un portal de vigilancia diaria de los niveles de polen locales al que los ciudadanos se pueden suscribir de manera gratuita.

Síntomas de la alergia al polen

La alergia al polen, también conocida como fiebre del heno o rinitis alérgica, puede provocar una serie de síntomas que afectan principalmente al sistema respiratorio y los ojos. Algunos de los 10 síntomas más comunes de la alergia al polen incluyen:

  1. Estornudos frecuentes
  2. Nariz congestionada o moqueo
  3. Picazón en la nariz, garganta y oídos
  4. Ojos rojos, llorosos, hinchados o con picazón (conjuntivitis alérgica)
  5. Dolor de garganta o tos
  6. Fatiga y debilidad
  7. Dolor de cabeza
  8. Problemas para dormir debido a la congestión nasal
  9. Ojeras o hinchazón alrededor de los ojos
  10. Disminución del sentido del gusto y del olfato

Los síntomas de la alergia al polen pueden variar en severidad, desde leves hasta debilitantes, y pueden afectar la calidad de vida de una persona. Si sospechas que tienes una alergia al polen, es recomendable consultar a un médico o alergólogo para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Tratamiento para la alergia al polen

El tratamiento para la alergia primaveral puede incluir una combinación de medidas de prevención y medicamentos, dependiendo de la severidad de los síntomas y las necesidades individuales de cada paciente. Estas son algunas opciones de tratamiento al polen bastante comunes:

Evitar la exposición al polen

Reducir el contacto con el polen es fundamental. Mantén las ventanas cerradas, utiliza sistemas de filtración de aire en el hogar y en el coche, evita actividades al aire libre en días de alto conteo de polen y dúchate y cambia de ropa después de estar al aire libre.

Antihistamínicos

Estos medicamentos ayudan a aliviar los síntomas al bloquear la acción de la histamina, una sustancia química liberada por el sistema inmunológico durante una reacción alérgica.

Los antihistamínicos de venta libre, como cetirizina, loratadina y fexofenadina, pueden ser efectivos para tratar los síntomas de la alergia al polen.

Estos medicamentos hay que tomarlos bajo la supervisión médica, puesto que pueden generar algunos efectos secundarios.

Descongestionantes

Estos medicamentos ayudan a aliviar la congestión nasal y pueden tomarse en forma de pastillas, líquidos o aerosoles nasales. Sin embargo, no deben usarse durante más de unos pocos días seguidos, ya que pueden empeorar la congestión si se utilizan durante mucho tiempo.

Corticosteroides nasales

Los aerosoles nasales que contienen corticosteroides pueden reducir la inflamación y aliviar la congestión nasal, los estornudos y la picazón. Algunos corticosteroides nasales de venta libre incluyen fluticasona y triamcinolona.

Antagonistas de los receptores de leucotrienos

Los medicamentos como montelukast (Singulair) pueden ser recetados por un médico para ayudar a controlar los síntomas de la alergia al polen al bloquear la acción de los leucotrienos, sustancias químicas que causan síntomas alérgicos.

Inmunoterapia

En casos de alergias más severas o persistentes, la inmunoterapia, también conocida como "vacunas para alergias" o "tratamiento con alérgenos", puede ser una opción.

La inmunoterapia implica administrar gradualmente dosis crecientes de alérgenos específicos para desensibilizar el sistema inmunológico a lo largo del tiempo. La inmunoterapia puede administrarse mediante inyecciones (inyecciones de alérgenos) o mediante comprimidos o gotas debajo de la lengua (inmunoterapia sublingual).

Remedios caseros para la alergia

Los remedios caseros pueden ofrecer alivio temporal para los síntomas de la alergia al polen, pero es importante recordar que estos remedios pueden no ser efectivos para todos y no reemplazan el tratamiento médico adecuado. Algunas opciones de remedios caseros para la alergia al polen son:

  1. Limpieza nasal con solución salina: Usar un enjuague nasal con solución salina puede ayudar a eliminar el polen y reducir la congestión nasal. Utiliza una botella de enjuague nasal o una neti pot para lavar suavemente las fosas nasales con una solución salina.
  2. Ducha y cambio de ropa: Ducharse y cambiarse de ropa después de estar al aire libre para eliminar cualquier polen que pueda haber quedado en el cuerpo y ropa es una solución rápida y bastante eficiente.
  3. Filtración de aire: Utiliza purificadores de aire con filtros HEPA en el hogar para ayudar a eliminar el polen y otros alérgenos del aire.
  4. Humedad adecuada: Mantener la humedad en el hogar en niveles adecuados (entre 30% y 50%) también puede ayudar a evitar la presencia de alérgenos.
  5. Té de menta o manzanilla: Beber té de menta o manzanilla puede ayudar a aliviar los síntomas de congestión nasal y picazón en la garganta.
  6. Miel local: Aunque la evidencia científica es limitada, algunos creen que consumir miel local podría ayudar a desensibilizar el sistema inmunológico al polen local, lo que podría disminuir los síntomas de la alergia. Sin embargo, no se recomienda la miel para niños menores de 1 año debido al riesgo de botulismo.
  7. Alimentos ricos en vitamina C y quercetina: Consumir alimentos ricos en vitamina C (como cítricos, fresas, kiwis y pimientos) y quercetina (como manzanas, cebollas, bayas y brócoli) puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y reducir la inflamación.

Hay que tener en cuenta que estos remedios caseros pueden proporcionar alivio temporal y no reemplazan la consulta con un profesional médico. Si los síntomas de la alergia primaveral persisten o empeoran, es importante buscar atención médica para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.