El calor mató a más de 61.000 personas en toda Europa durante el verano de 2022, que fue el más caluroso desde que hay registros. Así lo asegura un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto Nacional de Salud de Francia (Inserm), publicado en la revista Nature Medicine, que ha analizado más de 45 millones de muertes que se produjeron en 35 países de Europa entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre del año pasado.
El impacto de unas temperaturas de récord se hizo notorio especialmente en el sur del continente. Italia fue el país con mayor número de muertes atribuibles al calor (18.010), seguido de España (11.324) y Alemania (8.173). Si hacemos la comparativa por tasa de mortalidad, nuestro país baja una posición hasta ubicarse el tercero de Europa, con 237 muertes por millón de habitantes. Completan el podio Italia (295 muertes por millón de habitantes) y Grecia (280). Por detrás el siguiente país fue Portugal (211). La tasa media de todo el continente fue de 114 muertes por millón de habitantes.
Eurostat ya había detectado los altos niveles de exceso de mortalidad que se registraron en verano de 2022, pero hasta ahora no se habían cuantificado con precisión. Ahora el nuevo estudio mostró que los grupos de mayor edad fueron los más afectados por el calor, y que las altas temperaturas provocaron más muertes en mujeres que en hombres.
"Esto demuestra que las estrategias deben reevaluarse teniendo especialmente en cuenta el sexo y la edad. Esta investigación podría llevarse más lejos evaluando la vulnerabilidad social de los ciudadanos de toda Europa en el futuro, porque el calor no afecta a las personas de forma equitativa. Necesitamos mitigar el cambio climático para evitar que el impacto del calor se agrave en el futuro", aseguró la doctora Chloe Brimicombe, climatóloga e investigadora sobre calor extremo de la Universidad de Graz (Austria), en declaraciones para Science Media Centre (SMC).
10.000 muertes por calor para 2040
Europa es el continente que experimenta el mayor calentamiento del planeta, hasta 1°C más que la media mundial. Y el estudio lo demuestra, porque da datos concretos de las anomalías de temperatura que registraron los países. Francia fue el más afectado, con +2.43°C por encima de la media del 1991-2020. Le siguió Suiza (+2.30°C), Italia (+2.28°C), Hungría (+2,13 °C) y España (+2,11 °C). El equipo de investigación estima que si no se toman medidas efectivas Europa registrará una media de 68.000 muertes cada verano en la década de 2030 y de más de 94.000 para 2040.
"Hay tres temas importantes con respecto a esta investigación. Primero, que el sur de Europa es la zona más afectada, lo que nos deja en una situación clarísima de necesidad de actuar lo antes y mejor posible tanto en la adaptación como en la mitigación. Segundo, que los cálculos de mortalidad son prácticamente el doble que los 'oficiales', que parecen poco actualizados. Y tercero, hay que recordar que acabamos de registrar los días con la mayor temperatura del planeta", afirmó para SMC Manuel Franco, epidemiólogo, profesor e investigador en las Universidades de Alcalá y Johns Hopkins.
Para obtener estas conclusiones, el equipo de investigación del nuevo estudio utilizó datos de temperatura y mortalidad del período 2015-2022 de 823 regiones de 35 países europeos, cuya población total representa más de 543 millones de personas. Estos datos se utilizaron para estimar modelos epidemiológicos y predecir la mortalidad atribuible a la temperatura para cada región y semana del período estival.
Los registros muestran que las temperaturas fueron más cálidas que el promedio durante todas las semanas del verano de 2022. Las mayores anomalías de temperatura se registraron desde mediados de julio hasta mediados de agosto, lo que provocó, según los investigadores, 38.881 muertes. En ese periodo de poco más de un mes se produjo una intensa ola de calor paneuropea (entre el 18 y el 24 de julio), a la que se atribuyen un total de 11.637 muertos.
2003, el año más mortífero
La mayor mortalidad de un verano en Europa se registró en 2003, cuando se contabilizaron más de 70.000 muertes en exceso. "Fue un fenómeno excepcionalmente raro, aun teniendo en cuenta el calentamiento antropogénico observado hasta entonces. Pero puso de manifiesto la falta de planes de prevención y la fragilidad de los sistemas de salud para hacer frente a las emergencias climáticas, algo que en parte se ha abordado en años posteriores", explica Joan Ballester Claramunt, investigador de ISGlobal, a SMC. Sin embargo, el experto considera que las muertes del verano de 2022 no pueden considerarse algo "excepcional", porque sólo constituyen la última muestra de que "el calentamiento se ha acelerado en la última década".
"El hecho de que más de 61.000 personas en Europa murieran de estrés por calor en el verano de 2022, a pesar de que, a diferencia de 2003, muchos países ya tenían planes de prevención activos, sugiere que las estrategias de adaptación disponibles actualmente pueden ser aún insuficientes", sostiene Hicham Achebak , investigador de Inserm e ISGlobal. Y añade: "Es urgente reevaluar y reforzar sustancialmente los planes de prevención, prestando especial atención a las diferencias entre países y regiones europeas, así como a las brechas de edad y género, que actualmente marcan las diferencias en vulnerabilidad al calor".
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