La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha informado de que durante el primer trimestre de 2024 un total de 957 fármacos han llegado a presentar problemas de suministro. Se trata de un nuevo récord que refleja un problema que, para algunos expertos, ya se puede considerar crónico en España: la falta de determinados medicamentos en las farmacias. Algunos entran y salen de la lista, pero otros están en ella de manera permanente y todavía no tienen fecha prevista para el restablecimiento de su suministro.
Según un estudio realizado por LUDA Partners, una red digital de farmacias que cuenta con una herramienta de localización de medicamentos en boticas, los más afectados están siendo los fármacos para la diabetes. En segundo lugar se encuentran los medicamentos para el tratamiento del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Y a continuación están los utilizados para problemas obstructivos de las vías respiratorias, como el asma o el EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
En concreto, siempre según LUDA Partners, Ozempic es el medicamento más complicado de conseguir en las farmacias españolas. De hecho aseguran que este fármaco está provocando una "grave crisis" al ser "esencial" en el tratamiento de la diabetes tipo 2. Algo que ha generado un panorama "muy pocas veces visto hasta ahora": listas de espera para los pacientes que necesitan este medicamento para mantener bajo control su diabetes.
Pero hay más fármacos problemáticos. Por ejemplo Fiasp, Victoza y Trulicity, que también se utilizan en el tratamiento de la diabetes. Kreon, que se usa para la insuficiencia pancreática; Equasym e Intuniv, para el TDAH; Zaditen para la alergia y Otix gotas para las infecciones en los oídos son otros de los más habituales.
"Las causas pueden ser diversas según el medicamento en cuestión. Por ejemplo, en el caso de Kreon, existen dificultades para adquirir la materia prima necesaria para su fabricación, es decir, el principio activo. Mientras tanto, en el caso de Ozempic, el problema radica en una demanda excesiva generada por la amplia difusión de sus efectos adelgazantes a través de las redes sociales, convirtiéndolo en el primer medicamento viral", resume Luis Martín Lázaro, cofundador de LUDA Partners.
Sin embargo, el experto relata que a todo esto hay que añadirle una serie de causas genéricas que pueden afectar de manera coyuntural, como la estacionalidad, los conflictos internacionales o el aumento de los costes de producción. Y también causas estructurales, que son factores arraigados, como el precio o la concentración de la producción de materias primas en unos pocos países.
Lo que sí sabemos es que este problema no se limita a España. El Informe elaborado por el PGEU (Grupo Farmacéutico de la Unión Europea) recoge que más de 25 países, entre los que están Francia, Alemania o Irlanda, se encuentran ante un escenario similar. En nuestro caso el organismo encargado de tomar las medidas necesarias para evitar problemas de suministro es la AEMPS. Cecilia Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), considera que las actuaciones que se han realizado han sido "múltiples, oportunas, y adecuadas", pero la complejidad del problema es tal que "si bien ayudan, no dan solución definitiva al problema".
"La AEMPS ha sido pionera en la definición de los medicamentos que ha denominado 'estratégicos', sobre los que toma medidas asociadas al control de stocks, de demanda y producción. Además, a nivel nacional controla el suministro en aquellos casos en los que prevé problemas; busca el consenso con las Sociedades Científicas para priorizar las indicaciones a cubrir y cómo garantizar suministro para esos casos; gestiona y coordina la importación de medicamentos extranjeros para evitar en lo posible la aparición de lagunas terapéuticas y genera autorizaciones adicionales tanto de comercialización como de fabricación para, en algunos casos, permitir el reacondicionamiento o etiquetado de productos por parte de un proveedor de otro país de la UE para nuestro mercado", detalla Martínez.
Riesgos "graves" para la salud de los pacientes
"Un paciente que interrumpe o modifica su medicación sufre lo que se conoce como pérdida de adherencia, y esto puede conllevar graves riesgos para su salud. Sin embargo, el riesgo es distinto según el fármaco y la patología. La falta de insulina, por ejemplo, dificulta la absorción de glucosa, lo que afecta al adecuado funcionamiento del cuerpo y puede desencadenar en una hiperglucemia. Esto afecta, entre otras cosas, al sistema cardiovascular del paciente. Por otro lado, no tomar la medicación para el TDAH puede llevar a un deterioro de la condición del paciente. Aunque su pérdida de adherencia no tiene un impacto directo sobre otros sistemas, puede influir en diversos aspectos, como la capacidad de atención y llegar a generar otros problemas de salud a largo plazo", explica Martín.
No obstante, Martínez asegura que los pacientes españoles "no están teniendo realmente problemas", puesto que a nivel hospitalario se pueden llevar a cabo, junto con los equipos médicos, ajustes en las presentaciones de medicamentos en desabastecimiento, o formas de dosificación diferentes.
"Desde los servicios de farmacia hospitalaria se está procediendo a cuantos cambios de proveedor se precisan para garantizar el suministro, salvo en aquellos casos de suministradores únicos. Cuando ha sido preciso, como en estas últimas situaciones, se está supliendo, bien a través de formulación magistral, bien en coordinación con la AEMPS llevando a cabo el suministro a través de la vía de medicamentos extranjeros o, en último caso, junto con el equipo médico, buscando alternativas terapéuticas que cubran la misma situación y se ajusten a las necesidades de los pacientes", afirma la presidenta de la SEFH.
La experta se muestra convencida de que es imposible prever cómo evolucionará el problema. Aunque considera que se están poniendo en marcha nuevas iniciativas que "sin duda" ayudarán a atenuar la situación. Empezando por el impulso a la producción de materias primas en el entorno de la Unión Europea, que nos podría hacer menos dependientes de productores de otros continentes y nos haría, a la par, más sostenibles.
Mientras, Martín propone otras soluciones como otorgar una mayor autonomía para que los farmacéuticos comunitarios puedan realizar sustituciones, promover la formulación magistral, establecer precios más justos para los medicamentos y mejorar la coordinación entre los profesionales de la salud. Aunque también recomienda, de paso, utilizar la herramienta de LUDA para evitar que los pacientes tenga que recorrer múltiples establecimientos farmacéuticos en busca de su tratamiento, lo que se conoce como el ‘peregrinaje del paciente’.
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