En 2019 Warner estrenó Joker. El resultado, un bombazo: más de 1.000 millones de dólares en taquilla y un Oscar a mejor protagonista para Joaquin Phoenix, el encargado de dar vida al villano más famoso de Batman. Era el enésimo éxito de una película de superhéroes, que en ese momento estaban en la cresta de la ola gracias, sobre todo, al multiverso de Marvel, que tocó techo ese año con Vengadores: Endgame.
Sin embargo, Joker tenía poco que ver con la fórmula de éxito que Disney ha explotado estos últimos años, que consistía en películas muy blancas, para todos los públicos, y salpicadas con constantes chascarrillos y chistes. El film de Todd Phillips apostó por el realismo crudo, narrando la historia de un enfermo mental que era machacado, humillado e ignorado una y otra vez hasta que decidía hacérselo pagar a la sociedad convirtiéndose en un criminal.
Visto el éxito y las enormes posibilidades del personaje pronto se comenzó a hablar de que la película tendría una secuela. Y efectivamente. En 2022 se anunció que habría una segunda parte, poco después se supo que sería un musical y hace unas semanas pudimos ver, por fin, el primer tráiler, que muestra que la cinta narrará la historia de amor entre el Joker y Harley Quinn (interpretada por Lady Gaga). El título de la película ya nos da una pista de por donde irán los tiros (Joker:Folie à Deux). Aunque mucha gente, de primeras, no lo haya sabido ver. Porque hace referencia a una extrañísima enfermedad mental.
"La folie á deux es una patología de las que llamamos raras, porque se dan pocos casos. Lo podríamos definir como un trastorno delirante compartido, que puede involucrar a dos o más personas, e incluso a grupos, que se crean un mundo paralelo y creen a rajatabla lo que están pensando y sintiendo. Normalmente afecta a sujetos con vínculos muy cercanos, como familiares o parejas. Y siempre hay una persona que es la líder o dominante y otra que es más influenciable, sugestionable o dependiente y se engancha a ella", explica Andrés Martín, director del centro psicológico Cepsim en Madrid
"Es una locura compartida que hace a las personas estar fuera de la realidad. Aunque siempre hay controversia sobre qué es la realidad. Y al ser un delirio paranoico es habitual que se imaginen que el resto de personas les quieren hacer cosas malas", resume Ana Asensio, psicóloga y doctora en Neurociencia, que explica que actualmente la folie á deux no está recogida en el manual de diagnóstico que utilizan los psiquiatras y psicólogos, pero está reconocida como un trastorno psicótico.
El término se utilizó por primer vez para describir el caso de un matrimonio francés, Margaret y Michael, que experimentó este trastorno psicótico compartido. Como detallan desde Cepsim, los psiquiatras no consiguieron saber cuál de los dos comenzó el ciclo de la psicosis, pero sí que ambos "se sumergieron en un circuito de retroalimentación que reforzó los delirios del matrimonio", que desconfiaba mucho de sus vecinos. Creían, por ejemplo, que les echaban polvo en su casa durante la noche.
"La causa es desconocida. Aunque hay una predisposición genética y normalmente suele haber un suceso vital estresante que lo dispara, como un fallecimiento, un despido, bullying… No hay datos concretos, pero con los trastornos de psicosis si un familiar lo tiene es probable que tú tengas el doble de posibilidades más de tener alguna enfermedad mental, aunque no tiene que ser necesariamente la misma. La gente que sufre la folie á deux suele tener un gran aislamiento social y una vida muy disfuncional, que hace que se acaben metiendo en su propio mundo. Y si el entorno social no es muy fuerte es muy fácil verse arrastrado a cuadros delirantes. Hay muchos casos", relata Asensio.
De acuerdo con Martín, el diagnóstico se hace siguiendo todos los criterios de sintomatología delirante y psicótica. Pero a la hora de la verdad la clave está en distinguir quién es la persona que ha arrastrado a otra (o a las demás). Y separarlos. Y es que el sujeto dominante necesitará una combinación de tratamiento psiquiátrico, psicoterapia y tratamiento farmacológico, mientras que para las personas sugestionables, por lo general, bastará con un tratamiento psicológico que les ayude a abandonar el delirio y volver a la realidad. No obstante, para el primer grupo siempre habrá riesgo de recaída, porque la psicosis no se cura, se trata.
"Tenemos que ver cómo han tratado el trastorno en la película, pero al final es una ficción, no es un caso real. Así que seguramente no tenga mucho que ver con la realidad, y es probable que no tengan una idea clara de lo que es. Y aunque en muchos casos la folie à deux se relaciona con casos delictivos, no tiene por qué ser así. Simplemente son los que salen más a la palestra más habitualmente", asegura Martín.
"Es posible que, dependiendo de cómo esté tratado, pueda generar en el público más temor y preocupación que tranquilidad. No obstante, hablar de salud mental siempre es bueno si se hace bien, aunque pensemos que no", afirma Asensio. Y añade: "No sé si estoy hablando desde un punto de vista psicológico o psiquiátrico, pero si se trata desde una visión de la realidad peculiar o enfermiza podemos arrastrar también a personas. Porque a este trastorno si se le da tratamiento el paciente tiene una vida muy funcional, pero convivir con la locura puede inducir a la locura".
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