Llega el tiempo de las vacaciones, de preparar el equipaje, de poner en la maleta todo lo imprescindible para poder desconectar durante una temporada, corta o larga, en el lugar de destino que hayamos elegido. Además de las gafas, la toalla o las chanclas, si se ha elegido la playa, en el equipaje de muchas personas no pueden faltar las medicinas que, por diferentes motivos, deben tomar a diario. Las personas que sufren diabetes, por ejemplo, antes de iniciar un viaje, deben consultar con su médico para ajustar su medicación, si fuera necesario.

La diabetes es una enfermedad crónica que ocurre cuando el cuerpo no puede regular la cantidad de azúcar en la sangre. La hormona encargada de regular la glucosa en sangre es la insulina, producida por el páncreas. Si el páncreas produce poca insulina o el cuerpo presenta resistencia a la acción de esta hormona, se desarrolla la diabetes. La glucosa es una fuente de energía para las células que forman los músculos y los tejidos, además de ser el combustible del cerebro. Cuando comemos, el cuerpo transforma el alimento en energía. La glucosa entra en el torrente sanguíneo gracias a la insulina, que la lleva hasta el músculo y a las células de la grasa para quemarla o reservarla como energía. Los alimentos con mucha azúcar estimulan la liberación de insulina. Por el contrario, la falta de alimento inhibe la liberación de esta hormona. 

Tipos de diabetes

Hay dos tipos principales de diabetes: la diabetes tipo 1, que es cuando el cuerpo no produce o produce muy poca insulina, y la diabetes tipo 2, cuando el cuerpo es resistente a esta hormona. Para el tratamiento de la diabetes de tipo 1, es necesario inyectar insulina o colocar una bomba de insulina, además de realizar revisiones habituales para controlar el nivel de glucosa en sangre y los hidratos de carbono. En la diabetes de tipo 2, el tratamiento implica sobre todo cambios en el estilo de vida así como controlar los niveles de glucosa y tomar medicamentos para la diabetes.

Las personas que viven con diabetes a la hora de planificar sus vacaciones deben tener en cuenta, según su tipo de diabetes, la medicación que deben tomar. "Antes de iniciar un viaje se debe consultar al especialista habitual para avalorar posibles precauciones y la posibilidad de necesitar ajustar la pauta de tratamiento. Concretamente, en pacientes con diabetes tipo 1, uno de los factores principales es conocer cómo ajustar y controlar los imprevistos del tratamiento y sus posibles complicaciones", explica la doctora Laura Tuneu, Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari Sagrat Cor.

Doctora Laura Tuneu, Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari Sagrat Cor.

Precauciones al volar

Según el medio de transporte que se va a utilizar para realizar el viaje, la persona con diabetes deberá tomar una serie de precauciones, sencillas pero imprescindibles. Si se decide por el avión, en el equipaje de mano debe llevar toda la medicación y el material necesario para la diabetes: tiras reactivas, bolis de insulina, sensores, glucómetros, bombas, perfectamente identificadas y acompañadas de la receta y el informe médico. También es importante llevar algún alimento rico en carbohidratos, para evitar una bajada de azúcar durante el viaje, sobre todo si es un trayecto largo,como galletas, zumos, tostadas o fruta. Conviene avisar a la tripulación que se padece diabetes, ya que algunas compañías aéreas ofrecen un menú específico para estos pasajeros.

La medicación no se debe facturar, porque en la bodega del avión se alcanzan temperaturas muy bajas que pueden estropear la insulina o los materiales de medición. Además, las maletas facturadas pasan mucho tiempo al sol antes de subirlas al avión, lo que también afecta a la medicación. En el caso de utilizar una bomba de insulina, los cambios de presión que suceden durante el despegue y el aterrizaje pueden afectar a su funcionamiento, por lo que es recomendable desconectarla durante esos momentos. 

Cuidado con los mareos a bordo

Si se opta por viajar en barco hay que tener cuidado con los mareos y los vómitos en alta mar que pueden provocar hipoglucemias. "Si un viajero con diabetes es propenso a esto, puede utilizar medicación preventiva cuando inicie el viaje o ante los primeros síntomas. En caso de que el viajero tenga una alta probabilidad de marearse y vomitar, es recomendable evitar este tipo de transporte" apunta la doctora.

Después de un episodio de vómito, hay que comprobar los niveles de glucosa en sangre, y en pacientes con diabetes tipo 1 hay que medir también las cetonas en sangre. "Si el valor de azúcar en sangre es inferior a 70mg/de, hay que tomar agua con azúcar en pequeños sorbos inmediatamente. Si por el contrario está por encima, es importante mantener la hidratación" añade la especialista. Si el mareo y los vómitos continúan, hay que avisar inmediatamente al médico o enfermero del barco, en todas las travesías con más de 100 pasajeros a bordo y más de tres días de duración, siempre tiene que haber personal sanitario. 

Mantener la temperatura de la insulina

El tren, el autobús o el coche particular son otras opciones de viaje. La mayoría de los trenes disponen de un coche bar que se puede utilizar, en caso de necesidad, durante todo el viaje. El autobús tiene un inconveniente, que hay que ajustarse a las paradas previstas de antemano, por lo que es conveniente llevar siempre algo de comer a mano para evitar hipoglucemias. Si se viaja en coche, hay que tener precaución con la insulina y evitar dejar el coche al sol para que no se estropee, llevar algo de comida y bebida y parar cada dos horas para descansar, estirar las piernas, ir al baño y caminar, al menos, diez minutos. 

Si se viaja a lugares cálidos, es importante mantener la insulina a una temperatura adecuada, una buena opción para refrigerarla es utilizar bolsas frías o una funda refrigerante. Las personas con diabetes deben mantenerse hidratadas y beber suficiente agua, sobre todo si se realizan actividades físicas. A todo el mundo le gusta pasear descalzo por la arena de la playa, pero en caso de padecer diabetes, no es conveniente, especialmente si se sufre neuropatía, el riesgo de padecer lesiones en los pies como consecuencia de la pérdida de sensibilidad al dolor o si se tienen problemas vasculares. Se debe utilizar un calzado cómodo, flexible y sin costuras para evitar roces y heridas molestas. Es conveniente tener un seguro médico de viaje que cubra las necesidades específicas relacionadas con la diabetes.