Dormir bien por la noche es imprescindible para rendir en nuestro día a día. Es así. No hay excusas ni falsos convencimientos. Si no conseguimos dormir bien durante la noche será difícil mantener una jornada al 100% de lo que podemos ser.
Es cierto que muchos factores pueden interferir en una buena noche de sueño, desde el estrés laboral y las responsabilidades familiares hasta las enfermedades. No es de extrañarse que el sueño de calidad a veces sea difícil de lograr.
De hecho, la guía oficial del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido establece que la mayoría de los adultos necesitan entre seis y nueve horas de sueño cada noche, ayudándonos a sentirnos más enérgicos, más felices y más capaces de llevar a cabo todas las acciones que desempeñamos cuando estamos despiertos.
Dormir bien es fundamental para tener la mejor energía durante el día
Los expertos aclaran que dormir ayuda en diferentes facetas. Para conservar energía, restaurar lo que se pierde en el cuerpo mientras estamos despiertos y juega un papel fundamental en todo lo que sea aprendizaje y memoria, sobre todo en fases de desarrollo del cerebro.
Es así que dormir lo suficiente tiene muchos beneficios, como los siguientes:
- Reducir la frecuencia de enfermedades.
- Mantener un peso saludable.
- Reducir tu riesgo de problemas graves de salud, como diabetes y enfermedades del corazón.
- Disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo
- Pensar con más claridad y desempeñarte mejor en los estudios y en el trabajo
- Llevarse mejor con los demás.
- Tomar mejores decisiones y evitar lesiones (por ejemplo, cada año suceden miles de accidentes causados por conductores somnolientos)
En la actualidad existen métodos que nos ayudan a estar mejor al día siguiente, entre ellos los consejos de la Universidad de Harvard, que nos dan consejos para dormir mejor y afrontar los días con muchísima más energía y vitalidad.
Limita tu tiempo en la cama
Limita el tiempo que pasas en la cama para que se ajuste lo máximo posible a la cantidad de sueño que necesitas para sentirte descansado al día siguiente y se reduzca el sueño superficial y fragmentado. De media, los adultos necesitan dormir entre 7,5 y 8 horas.
Reserva una hora antes de acostarte para relajarte (fuera móvil y TV)
Olvídate de los dispositivos electrónicos y realiza actividades que te ayuden a tranquilizarte, como leer o meditar. Porque todo el mundo conoce esa sensación cuando después de ver una película intensa, jugar o incluso después de un día exigente en la universidad, tu mente va a toda velocidad hasta altas horas de la noche.
Muchas veces, pasamos directamente de hacer una actividad intensa a intentar dormir. Y es que este es uno de los errores más comunes que comete la gente: "Tu cuerpo no está preparado para dormir", dicen desde Harvard. Por lo tanto, apaga el móvil y la TV preferiblemente 2 horas (al menos 1 hora) antes de acostarte. Esto ayudará a tu cuerpo a prepararse para dormir y podrás conciliar el sueño más fácilmente.
No te lleves los problemas a la cama
Si necesitas tiempo para procesar tus pensamientos o planificar el día siguiente, reserva entre 15 y 30 minutos previos para hacer una lista de preocupaciones o una lista de tareas pendientes para abordar después del descanso nocturno.
Si en un momento dado experimentas dificultades para conciliar el sueño, levántate de la cama. Cuando te esfuerzas demasiado en dormirte, a menudo resulta frustrante y difícil conseguirlo. Sal del dormitorio y haz algo relajante, como leer con poca luz. Regresa a la cama solo cuando tengas sueño y a la mañana siguiente levántate a la hora habitual.
"Si no puedes dormir, abúrrete"
Otro consejo que nos dan desde Harvard es que, si no podemos dormir, o no lo logramos en media hora después de irse a la cama, levántatate. No permanezcamos en la cama dando vueltas.
"Pero no se te ocurra ni encender la tele ni ponerse a leer algo que te guste", explican. "Se trata de aburrirse. Así que no hagas nada o, si quieres, ponte a leer una noticia de periódico que ya se sepa". Si fuese necesario, durante este tiempo utiliza una luz cálida y tenue.
Mantén una buena higiene del sueño
¿Tus cortinas tapan bien las luces de la calle? ¿Tu dormitorio es tranquilo y está organizado? ¿Es cómoda tu cama y tienes espacio suficiente? ¿Huele bien?
Una buena higiene del sueño te ayuda a sentirte cómodo y te permite no solo dormir bien, sino relajarte. Piensa en cómo hacer que tu espacio sea lo más relajante posible y optimízalo según lo que desees. Truco: utiliza la cama sólo para dormir (no la utilices para trabajar, por ejemplo).
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