La viruela del mono o MPOX, una enfermedad que captó la atención mundial hace apenas dos años, vuelve a ser foco de preocupación de la Salud Pública global con la expansión por África del clado 1-B, un variación del virus que ha puesto en alerta a la Organización Mundial de la Salud en África central que ha declarado la emergencia sanitaria en los países con más casos.

El epidemiólogo Pedro Gullón, director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, es quién tiene que abordar esta nueva amenaza y trabajar la respuesta coordinada de las comunidades autónomas. Una labor que ya se demostró con la pandemia del COVID que era tan necesaria como compleja.

La viruela del mono, tanto en su variante de 2022 como la nueva, está lejos de ser una amenaza en España, pero los temores a su expansión y las sobreactuaciones de algunos políticos y negacionistas antivacunas han demostrado que el histerismo, muy vinculado a las redes sociales, aguarda la llegada de la nueva variante a España.

Pregunta: ¿Cuánto te preocupa la viruela del mono como epidemiólogo?

Respuesta: Me preocupa, especialmente, en los países que están afectados ahora, porque ya van varios meses desde que empezaron con el brote. Aquí, ahora, el riesgo de transmisión actual es bajo, pero tenemos que seguir completando los datos, son difíciles de extrapolar los datos de los países del centro del brote a lo que puede pasar aquí. Por lo tanto, siempre bastante bastante alertas, aunque el terreno de transmisión ahora sea bajo. 

P: ¿Cómo está yendo a nivel técnico todo el operativo ministerial y las relaciones con las comunidades autónomas respecto a la viruela del mono?

R: En general está yendo bien.  Tenemos, podríamos decir, tres focos de actuación diferentes. El primero es organizar la propia Administración General del Estado, que ahí estamos nosotros en el Ministerio, principalmente con las unidades afectadas como Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias e ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), vacunas y Sanidad Exterior. Pero además tenemos que hablar mucho con Exteriores.

Luego están las comunidades autónomas donde tenemos la estructura habitual de decisión. Tenemos las ponencias, que son organismos muy técnicos, la ponencia de vacunas, la ponencia de alertas, la ponencia de vigilancia y todo esto deriva en recomendaciones o documentos que se elevan a la Comisión de Salud Pública, donde estamos los directores generales de todas las comunidades autónomas. Ahí es donde tomamos las formas finales de los documentos con una visión más global.

Estamos en mejor situación que ante otras enfermedades porque ya la conocemos

Un tercer foco de atención que tenemos es con la sociedad civil y profesional. Tenemos una reunión semanal que organiza la división de ITS con asociaciones y sociedades científicas sobre el tema, de Atención Primaria específicas de Transmisión Sexual o de Salud Pública e invitamos a colectivos que fueron especialmente afectados por el brote del año 2000-2022.  Si con la nueva variante clado 1-B vemos una transmisión diferente pues seguramente ese grupo se adaptará  a las circunstancias.

P: ¿Este funcionamiento tiene más de aprendizaje del COVID o de la variante anterior?

R: Diría que es mixto, porque el comité con la sociedad civil viene de un comité de 2022, que nunca paró y, por ejemplo, ahí se decidió hacer la recomendación de segundas dosis de vacunación, justo dos semanas antes la declaración de la emergencia internacional. Las comunidades autónomas de Salud Pública nos reunimos una o dos veces al mes para otros asuntos. Lo que hemos hecho ha sido adaptar organismos ya existentes o estructuras ya existentes a la situación actual e intentar coordinar lo máximo posible.

Desde el COVID ha habido cambios de estructura, pero todavía nos quedan algunos, por ejemplo la Agencia Estatal de Salud Pública o la reestructuración de toda la vigilancia en salud, en salud pública con el nuevo Real Decreto de Vigilancia y como las comunidades autónomas han avanzado en digitalización en estructura de la vigilancia. Todo esto son cosas que fuimos aprendiendo durante el COVID y que ahora, en cambio, hacen que tengamos una respuesta más ágil. 

P: ¿Estamos mejor preparados para la llegada de la viruela del mono? 

R: Estamos en mejor situación que ante otras enfermedades porque ya la conocemos. Tuvimos 7500 casos en 2022, en 2023 la bajamos a 300 y este año hasta unos 260, y de este año la mayoría de casos se acumulan en enero, que desde entonces ha ido bajando la incidencia. Eso significa que tenemos las herramientas y ante un potencial aumento de casos sabemos cómo enfrentarnos a ella. También sabemos en qué momento deberíamos subir el nivel de alerta. Trabajamos con herramientas basadas en los datos que tenemos hasta ahora, pero con todo activo por si detectamos temas que nos pueden hacer sospechar que tenemos que subir la alerta.

P: ¿Hay riesgo de que se politice la viruela del mono?

R: Siempre hay riesgo, no de que se politice, porque en el fondo lo que hacemos aquí es política, sino más bien que se partidicen algunos temas de la viruela del mono. Me parecería un problema que ocurriese. Las decisiones que hemos tomado aquí en conjunto con las comunidades suelen ser bastante más suaves de lo que se ven en las declaraciones mediáticas. Detrás del fango hay trabajo. Intentemos dejarlo en ese sentido porque nos facilita a las personas que estamos con las decisiones para que sean menos complicadas. 

P: Pero es cierto que siempre hay una Comunidad que siempre tiene un punto más de roce con el Ministerio de Sanidad, que es la Comunidad de Madrid y demandó más vigilancia en los aeropuertos. ¿Esto tiene sentido?

R: Cuando llegamos a la reunión de la Comisión de Pública ni siquiera fue una petición que  nos hicieron. Tiene poco sentido, tenemos un fetichismo bastante alto sobre que creemos que podemos controlar todos los casos que entran por cualquier vía. Y eso pues es una cosa que ocurría antes y que es muy difícil hacerlo ahora, porque es bastante más complejo el proceso de entrada de personas. Ningún organismo internacional ha recomendado hacerlo, se considera que hacer screenings en aeropuertos tiene más parte de incumplimiento de derechos humanos que la protección que pueda tener a los niveles que hay ahora mismo de incidencia.

P: Los que sí que están en pie de guerra son los negacionistas. ¿Estos ya están a tope contra la viruela del mono, contra el Gobierno y contra la OMS. ¿Cómo se puede abordar esto?

P: Es una cosa que me encantaría saber cómo, me encantaría saber cómo lidiar bien con esto. Hay que pensar un poco en las raíces de esos comentarios que no sólo se trata de personas que estén colgadas y que creen en cosas diferentes, sino que tiene unas raíces también sociales y políticas, en cómo se configura la sociedad, en cómo los discursos calan más en unos colectivos que en otros.  Por ejemplo, casi todas estas formas de expresión de negacionismo ante las pandemias están muy concentradas en grupos de extrema derecha. Aquí en España y casi toda Europa. Cuando hace 15 años pensamos que los antivacunas eran los hippies, por decirlo de alguna forma.

Es una fantasía de control decir que si hacemos esto el clado 1-B nunca va a entrar en España, cuando seguramente ya esté por Europa.

Esto cambia social y políticamente. Es decir, tenemos que recuperar la confianza de la gente en la ciencia. Ahora mismo lo que ha pasado es que se ha intentado llevar el terreno del MPOX al COVID, olvidando lo que pasó en 2022 y 2023, lo que estamos haciendo con el MPOX, se está intentando llevar a discursos del COVID. Entonces por eso vimos cosas como un comunicado de un eurodiputado que quería hacer un acuerdo entre partidos para que no haya confinamientos domiciliarios. Esto no se ha planteado en ningún sitio en esta situación y tendríamos que pasar por muchísimos pasos en una  enfermedad con transmisión por contacto estrecho es muy, muy, muy difícil que pase y que hablemos de algo así. Ese es el marco del COVID, ese no es un marco que tenga que ver con la viruela del mono.

P: Te voy a preguntar cosas muy concretas que, precisamente este colectivo necesita saber. ¿Las vacunas actuales son válidas para la nueva variante? ¿Son seguras?

R: Seguras, sí, porque ya las tenemos hace tiempo y vienen más zonas de viruela que están muy testadas. Ahora hay pocos ensayos respecto a lo que puede pasar con el clado 1-B, pero no tenemos por qué sospechar que no. Tendemos a pensar en las variantes como si fuese un virus nuevo, no, es el mismo virus. Tenemos que dejar de pensar tanto en como esta variante cambia, cambia todo, sino que, seguramente, tenga algunos comportamientos diferentes o incluso cambiar el comportamiento de la de la efectividad menor o mayor. No sabemos, ya están los ensayos en marcha para ver si funciona y los datos preliminares son que sí, que podríamos tener la protección alta con las vacunas que ya tenemos.

P: ¿Quién debería vacunarse? 

R:  Los mismos que necesitaban vacunarse antes, por ahora hemos mantenido la estrategia de vacunación que está centrada en dos formas de vacunación. La primera, la que llamamos profilaxis preexposición, esto es se vacuna a la persona sin haber estado expuesta al virus, pensando en los que están más en riesgo. Principalmente, hombres que tienen sexo con hombres, porque hasta ahora estamos hablando un 98% de casos en hombres y una vía de transmisión principalmente sexual, pero no limitado a ello, sobre todo hablando de  relaciones sin protección o con múltiples parejas. Después, personas que pueden estar más en contacto con la enfermedad, como personal sanitario que trabaja en consultas de enfermedades de trasmisión sexual que tienen contacto con personas que tienen MPOX y también trabajadores que tiene contacto con superficies que han estado trabajando con enfermos y puede haber restos. La otra forma de vacunación es profilaxis postexposición, para personas que han tenido un contacto de riesgo.  

P: Quienes pasaron la viruela del mono en 2022 están inmunizados 

R: No lo tenemos claro, por lo tanto vamos a continuar la vacunación como si no estuvieran inmunizados porque no tenemos datos seguros de ello. Igual nos han preguntado por quién pasó la viruela en el pasado, hace bastantes años, vamos a dejar las recomendaciones como que no tenemos información clara sobre eso.

P: Ya existen donaciones para África de vacunas, pero el CDC Africano está pidiendo la fórmula para que se fabrique allí ¿Cuál es la posición de España ante esta política?

P: Con las vacunas hay dos niveles: la donación y la posible fabricación. En la parte de donación hay 200.000 dosis de la Comisión Europea y nos ha pedido que países si queremos donar más, nosotros vamos a donar un 20% a nuestra reserva estratégica y seguramente vamos a pedir a otros países que hagan lo mismo. Es parte de la acaparación que hemos hecho los países de renta alta de estas vacunas. Creo que perdimos una oportunidad en mayo del año pasado cuando teníamos el acuerdo de pandemias delante. Ese acuerdo de pandemias podría permitir -y de hecho así estaba redactada- que ante situaciones de pandemia, pueden ser países que están más en riesgo los que puedan producir de forma extraordinaria esas vacunas y no como un mecanismo que tiene que ver con los derechos de propiedad que puedan ser cedidos precisamente para momentos extraordinarios. No se aprobó el acuerdo de pandemias, lo cual me parece, ahora que nos dice algo sobre ello, pero estamos a tiempo siempre. La posición de España siempre ha sido intentar favorecer la máxima accesibilidad a los países que están que están en riesgo.

P: La vigilancia fronteriza podría llegar algún momento ser necesaria. ¿Qué punto sería ese?

R: Bueno, es difícil saber cuándo podría ser necesario. Pero en caso de que estemos detectando muchas importaciones, específicamente los países de riesgo, podríamos replantearnos o plantear una medida. Aún así, hay muy pocas situaciones en las que el control y el screening en frontera tengan mucha utilidad. Pasó con el COVID, era una fantasía de control de frontera, ya teníamos la transmisión en el lugar. Durante el COVID los lugares que más tuvieron una restricción en frontera fueron las islas, que estaban aisladas completamente de todo. Yo recuerdo que intenté mandar un libro a Australia y no lo pude mandar porque solo entraba material sanitario. Ni siquiera podían importar libros y terminó llegando. Es muy difícil en el mundo que tenemos ahora. Podemos controlar algún caso, es una fantasía de control decir que si hacemos esto el clado 1-B nunca va a entrar en España, cuando seguramente ya esté por Europa.

P: ¿Qué mensaje le darías a los medios de comunicación? ¿O cómo te gustaría que desde los medios de comunicación se contemplara este proceso en el que empiecen a surgir los casos?

R: Es un proceso que va a ocurrir. De hecho ya está ocurriendo con los casos de viruela que ya tenemos aquí, que está a un ritmo de incidencia muy baja. De hecho, estos 15 días ha habido cuatro o cinco casos que están más o menos dentro de la franja baja de incidencia que estamos viendo este año. Yo recomendaría los medios, que el caso a caso no ayuda mucho, evidentemente será noticia cuando haya un caso de clado 1-B en España.

Vamos a comportarnos exactamente igual con el resto de recomendaciones cuando haya un caso de clado 1-B no vamos a cambiar todo

Creo que el mensaje tenemos transmitir es que podemos esperar que haya casos importados y que vamos a comportarnos exactamente igual con el resto de recomendaciones cuando haya un caso de clado 1-B no vamos a cambiar todo, nos hará subir algo el nivel de alerta, pero no nos vamos a comportar diferente. Estableceremos los contactos con otras personas y se seguirán los criterios de gravedad que se tengan que seguir, daremos la vacuna a sus contactos y ese tipo de cosas. Cuando llegue un clado 1-B a España no vamos a entrar en pánico, haremos lo que necesite ese caso en concreto y si vemos que esto empieza a ser diferente porque el clado 1-B tiene más gravedad, en ese caso, sí que tendríamos que revalorar la estrategia, pero, por ahora, no tenemos información.