Las influencers, también conocidas como creadoras de contenido, cuentan en sus perfiles con una cantidad enorme de seguidores. Las marcas aprovechan sus seguidores para promocionar sus productos, en este caso relacionados con el cuidado de la piel. De esta manera, se dan a conocer los diferentes tratamientos para el rostro y productos que aseguran cambios drásticos en la búsqueda de bien envejecer, concepto cada vez más idealizado por la generación Z. Actualmente, esta interacción constante con la perfección estética está alimentando una tendencia riesgosa en su versión más extrema: la cosmeticorexia.
¿Qué es la cosmeticorexia?
Es un término que refiere a la preocupación exagerada por mejorar la apariencia con cosméticos, llegando hasta generar dependencia que podría dañar la autoestima y el bienestar emocional. En el panorama actual digital donde la apariencia importa mucho, esta tendencia podría poner en peligro la salud mental y física de muchos adolescentes. Estos buscan mejorar los estándares de belleza, debido a otra de las nuevas tendencias conocidas como skincare.
Un peligro para la Generación Z
Las redes sociales propagan la idea de que cualquier imperfección se puede corregir con productos y tratamientos. Como consecuencia, los más jóvenes siguen estas indicaciones a pesar de no estar bien informados. Por lo tanto, buscan desde sérums, cremas antiarrugas, ácidos exfoliantes, hasta productos que prometen una piel perfecta Antes este tipo de cuidados eran casi exclusivamente del interés de los adultos.
Esta nueva moda por tener una cara impoluta puede llegar a ser obsesiva y perjudicial para la salud. Si no se consideran las necesidades específicas de cada persona y tipo de piel, puede ser contraproducente. Según los expertos, el uso inapropiado de cosméticos o tratamientos invasivos puede causar efectos secundarios como dermatitis, acné o reacciones alérgicas. Además, el excesivo uso de productos con ingredientes activos fuertes, como el retinol o los ácidos exfoliantes, sin la supervisión de un especialista, puede dañar la barrera de la piel.
Además, desde un punto de vista psicológico, la idealización de la belleza puede ocasionar una presión insana y distorsionar cómo los niños se ven a sí mismos, provocando trastornos de autoestima y problemas de imagen corporal a una edad temprana.
La eterna juventud
En los últimos tiempos, se ha registrado un incremento significativo de los procedimientos de medicina estética, particularmente entre los jóvenes. Este crecimiento está vinculado a un período generacional y cultural impregnado por el temor a envejecer. En un mundo donde lo joven es idealizado y la vejez se asocia con aspectos negativos, la gente no solo utiliza cosméticos antiarrugas, sino que también recurre a procedimientos estéticos más invasivos para resistir el avance del tiempo. La necesidad de mantener un aspecto juvenil se intensifica debido a la presión de las redes sociales, donde las influencers publicitan tratamientos y productos para tener una piel perfecta.
Esto plantea interrogantes sobre los riesgos que asumen los adolescentes, considerando que muchos de estos tratamientos pueden desembocar en efectos secundarios no solo visibles, sino también psicológicos. Todo ello es un reflejo de la cosmeticorexia, un fenómeno que se está extendiendo en las redes y entre los más jóvenes.
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