Begoña Gómez acudió el pasado viernes a los juzgados de Plaza de Castilla, se puso delante del juez Peinado y no dijo ni mu. Sus labios estaban sellados, por lo que la sala no tuvo la oportunidad de escuchar la forma en la que reivindicaba su inocencia con respecto a los recortes de prensa que han motivado su investigación. Es decir, sobre la conspiración que han iniciado la prensa y algunos individuos con muy malas intenciones para intentar tumbar al Gobierno a partir del ataque a la mujer del presidente.

Esa comandita estaba formada al principio por la ultraderecha y por dos o tres tabloides que vivían de ella. Después, se sumaron algunos de los medios más importantes de España, financiados por el PP y por otras fuerzas oscuras. Después, se unieron a la causa los jueces de la derecha y unos cuantos medios de comunicación a mayores, hasta que esta semana se ha adherido el PNV.

Todos ellos forman parte actualmente del inmenso terreno donde se ubican las fuerzas de la ultraderecha. Hay que ver lo que han hecho sufrir entre todos a Gómez.